Una historia muy particular merecía ser contada
Son muy contadas las ocasiones que este juego de cartas, deporte mental o juego de habilidad (llamadlo como queráis) permiten a uno escribir historias como la que aquí os vengo a contar, por eso cuando se ponen a tiro, merece la pena no desaprovecharlas. Hoy me gustaría contaros una historia que tiene a Juan y Jéssica como protagonistas.
Juan Ollero es uno de los 18 jugadores españoles que llegó a Bahamas para participar en el $25k PokerStars Players Championship mediante el Platinum Pass. La naturaleza del pasaporte que PokerStars fue entregando durante los últimos 13 meses a jugadores de todo el mundo, nos hacía intuir que llegados a Bahamas, encontraríamos un significativo número de jugadores españoles clasificados para jugar el torneo de $25k más importante de la historia que ni siquiera conoceríamos, pero esto no lo tomábamos como un handicap sino como una nota más que daría color a este torneo y esta cobertura.
Cuando llegamos a Bahamas y arrancó el torneo nombres como los de Porfirio Navarro, Adrián Echave, Miguel Rocatín, Imar Vera o Jaime Muelas nos resultaban totalmente anónimos, como también nos sucedió con Juan Ollero. Cada ganador del Platinum Pass tenía tras de si una historia que contar, algunos relacionada con azar, otros con la superación, y otros, como es el caso de Juan Ollero, que no se puede ni siquiera catalogar. Hay que conocerla...
En honor a la verdad, nosotros no la conocíamos (lógicamente), pero se conoce que muchos de los portadores del Platinum Pass llegaron a Bahamas acompañados por sus parejas, creando así un grupo unido y cohesionado. Poco a poco unos y otros se fueron conociendo más y más, al tiempo que se contaban sus propias historias. La de Juan y Jéssica no tardó en ganar relevancia. Toni Sáez "tonyrastas" nos dijo: "Te la tienen que contar ellos mismos, vas a alucinar".
Juan consiguió su Platinum Pass en PokerStars a través de un "flip-out". Por caprichos del azar, le tocó una entrada para participar en un "all-in shootout" a cuyo ganador le esperaba un Platinum Pass. Él ni siquiera estaba frente a la pantalla de su ordenador cuando eso sucedió. Una buena mañana de abril, Juan se despertó, comprobó que tenía un correo electrónico y constató que el remitente era PokerStars: "Enhorabuena Juan, has ganado un Platinum Pass valorado en 30.000$ para participar en el PokerStars Players Championship. Te esperamos en Bahamas el próximo mes de enero", rezaba aproximadamente el mail.
No lo podía creer. Lo primero que hizo al ver ese correo fue ponerlo en conocimiento de Jéssica, su pareja sentimental, la cual reaccionó con escepticismo: "¡Eso es mentira! ¡Eso no puede ser verdad 'shiquillo'! Eso tiene que ser mentira", le espetó espontáneamente. Pero con el paso de los días, comentó lo sucedido con otras amistades algo más involucradas y sumergidas en el mundo del poker. Por lo visto su primer contacto al que consultó le confirmó que la información era cierta. Su nombre figuraba en la lista de ganadores del Platinum Pass.
A partir de ahí, se pusieron en marcha. Juan se presentó en casa de los padres de Jéssica para contarles que tenían intención de ir juntos a vivir esa experiencia, pero las familias de estos dos sanluqueños son tradicionales y muy alejadas del mundo del poker. También ellos intentaron persuadir a la pareja de no emprender ese viaje hacia lo desconocido, pero hicieron oídos sordos.
Al final, después de mucho pensarlo, debatirlo, meditarlo y valorarlo, decidieron que sí, que se liaban la manta a la cabeza y comprarían dos billetes de avión para viajar a Bahamas, pero entonces, Jéssica se encontró con otro obstáculo: en su trabajo no le daban las vacaciones.
"Ella es carnicera y claro, por estas fechas hay bastante trabajo y no le dejaban ausentarse. Yo trabajo también en Sanlúcar, en una empresa de manipulación de alimentos. Total, que no le daban las vacaciones y se nos estaba agotando el plazo para confirmar mi asistencia en el torneo, lo cual hice a finales de septiembre.
Al final, por suerte, le acabaron dando las vacaciones después de explicar una y mil veces todo el asunto. En ningún momento se me pasó por la cabeza venir sin ella. Yo quería vivir esto con ella, sino no tendría sentido", comentaba Juan mientras miraba a los ojos de su pareja.
Y es que a partir de este punto, llega la parte más emotiva y personal de esta bonita historia que queríamos compartir. Para Juan y Jéssica esto no solo es un torneo de poker. Se trata de una experiencia vital que puede ayudar a que se cumplan muchos sueños.
"Para nosotros, este viaje es como si fuera nuestra luna de miel. Mucho más que eso. Imagínate. Es la primera vez que montamos en avión. Es la primera vez que salimos de Europa... Vamos, no te voy a decir que es la primera vez que salimos de Andalucía porque fuimos un día a Portugal, pero casi.
Nos fuimos a Jerez, de ahí volamos a Madrid y luego hicimos Madrid-Miami. Tuvimos que sacarnos pasaporte, el ESTA, cosas que eran completamente nuevas para nosotros, y luego, compra unos billetes de avión que no son precisamente baratos. Para nosotros fue una decisión importante. Somos una pareja normal española, con dos sueldos modestos, con nuestras dificultades para llegar a fin de mes y con una criatura de quince meses que nos ha dolido en el alma dejar en España, pero bueno...".
Cuando Juan y Jéssica mencionan a su hijo, a Jéssica se le vidrian los ojos, y más cuando la conversación sigue tocando temas familiares.
"Teníamos a toda la familia pendiente de lo que iba pasando. Para nosotros, los dos, ha sido súper emocionante, y más de la forma en que ha sucedido. Estaba muy corto de fichas cuando la burbuja se acercaba, tuve que esperar un montón, veía que no iba a llegar, pfff...", decía Juan.
"¿Y tú Jéssica? ¿Tú cómo lo has vivido?", le pregunté al otro 50% de esta historia. "¿Yó? Como un flan. Muy nerviosa, nerviosísima, porque sabía qué había detrás de que Juan pudiera entrar en premios o no".
Y es que pare ellos dos, los 25.450$ que Juan se embolsó por su mini-caja, suponen un importante empujón para cumplir uno de sus sueños: casarse.
"Y cuando por fin te sentaste a jugar, ¿qué?", le pregunté para intentar relajar las emociones.
"Pues la verdad es que el primer día me sentí muy cómodo, sorprendentemente cómodo. El caso es que como no conozco a la mayoría de jugadores profesionales, no me vi intimidado por ninguno de ellos en ningún momento. Me dijeron en un descanso que tenía a mi lado a Davidi Kitai pero yo, ni idea.
Aunque intenté que no fuera así, desde el primer momento me sentí muy condicionado por todo lo relativo al dinero. Para mí, para nosotros vaya, esto es completamente nuevo. Piensa que yo he ido una vez al casino del Puerto de Santa María a jugar un torneo de 30€. A eso se limita mi experiencia como jugador de poker en vivo. Luego llegas aquí, ves esto tan grande, las cámaras, centenares de jugadores. Me sentí muy presionado al principio, pero cuando me senté a jugar, se me pasó. Me centré en vivir la experiencia pensando ambos que me iban a eliminar en el primer día del torneo.
Por suerte, hemos hecho aquí bastante amistad entre algunos, y cuando estábamos en burbuja de premios me sentaron al lado de Ramón. Él me dijo que ni me moviera, que me estuviera quieto, que ni pensara en jugar una mano, porque claro, ya habíamos hecho amistad y conocía mi historia".
Mientras Juan explicaba lo sucedido durante la burbuja de premios, a Jéssica se le ve sensiblemente emocionada.
"Yo estaba de los nervios. Se doblaron varios jugadores en burbuja, no había manera de entrar en premios, pero cuando por fin dijeron que ya había explotado, me eché a llorar. Salí del salón para que Juan no me viera y me puse a llorar, ya no aguantaba más", admitía Jéssica, a lo que Juan añadía:
"Puede que para cualquier jugador profesional esto sea como un día más, pero para mí, para nosotros, entrar en premios era como si hubiera ganado el torneo. Para mí, lo he ganado".
Ni que decir tiene, que por los planes de Juan Ollero no pasa destinar su premio en metálico en ponerse a jugar torneos por España. Esos billetes tienen un destino mucho más personal y familiar:
"Si un día, por darme el lujo, me apetece ir con un amigo al casino y jugarme un torneo de 50€ pues lo haré, pero será eso, un lujo, una excepción. Este dinero que aquí hemos ganado está ya pensado para cumplir otro tipo de sueños y otras metas. Tenemos nuestro niño, pasamos mucho tiempo juntos y ni me planteo ponerme a jugar a poker más en serio. Y siendo sincero, no tengo ni las ganas ni el nivel, para qué engañarte.
Nos iremos de aquí con un dinerito en el bolsillo y con un viaje que para nosotros es como si fuera nuestra luna de miel adelantada. ¿En qué vida hubiéramos soñado nosotros en hacer este viaje de luna de miel? Pensábamos irnos a Canarias o algo así, imagina cómo nos sentimos. Hemos cumplido un sueño en realidad".
Y con ese sueño en la retina, dos besos a Jésica y un abrazo a Juan, poníamos punto final a esta emotiva conversación que tiene al poker como hilo conductor. Enhorabuena a Juan Ollero por su éxito y por convertir en realidad el sueño de toda su familia.