Comencemos por el principio: el Texas Hold’em se juega con 52 cartas, sin joker. Es una de las numerosas modalidades de póker. Cada jugador forma una mano con 2 cartas que solamente él puede ver, combinadas con 5 cartas comunitarias llamadas el “board”. Las cartas comunitarias van saliendo por etapas, primero 3 en el “flop”, luego otra en el “turn” y la última en el “river”. Se trata de formar la mejor combinación posible de cinco cartas con estas 7 cartas disponibles. Puedes utilizar 2 cartas de tu mano, una sola o ninguna.
En el póker Holdem, cada jugador dispone de fichas (chips) que representan valores definidos y corresponden generalmente a sumas de dinero. El conjunto de fichas de cada jugador se llama el “stack”. Para participar en una mano de póker, el jugador debe apostar todo o una parte de sus fichas. El objetivo es quedarse con las apuestas de los otros jugadores. Ganarás el bote común si llegas a constituir una mejor combinación que el resto de jugadores, o si, apostando, llegas a hacer creer a tus adversarios que tienes la mejor mano, lo que habitualmente se llama farolear (bluff).
Existen muchas modalidades de Texas Holdem Poker pero la más espectacular, la que sale en la tele, es el No Limit Hold’em. Cualquier jugador tiene la posibilidad de apostar la totalidad de sus fichas anunciando “¡All-in!”. Apodado “el Cadillac del póker” por los americanos, este juego se aprende en pocos minutos pero requiere varios años -¿una vida?- para dominar sus entresijos...