¿Cuándo subir y por qué?

  • Subir para proteger tu mano: por ejemplo cuando piensas tener la mejor mano y crees que vas por delante de tu adversario. El problema es que todavía quedan dos cartas por salir (turn y river) y temes que tu adversario tenga un proyecto de color. Él apuesta para hacerte creer que tiene una mano fuerte y tú decides “Subir” por “protección”.
  • Subir para reducir el número de adversarios: si tienes pareja de ases en mano, ¡tienes un cañón! Por ahora eres favorito para llevarte la mano, eso es seguro. Pero cuidado, si juegas la mano contra 4 o 5 jugadores va a ser peligroso, ¡sube para aumentar tus probabilidades de ganar!
  • ¡Subir para ganar más! Cada vez que tienes una jugada ganadora, el objetivo es ganar el máximo de fichas. Sube “por valor”, como se dice en la jerga del póker.
  • Sube de farol o semifarol. Si tu adversario no tiene una gran jugada en el flop, puede dar la mano por pérdida si le haces una subida. Subirías si tuvieses trío o doble pareja, por ejemplo. Pero si tienes un proyecto de color o de escalera a dos puntas, o un proyecto de color acompañado de un proyecto de escalera, sería legítimo hacer una subida... Tu adversario puede pensar que tienes una jugada más fuerte y concederte el bote. Esto te conviene puesto que (por el momento) no tienes ninguna jugada, y si te paga, tienes muchas cartas que te sirven para mejorar, como se dice en la jerga del póker, tienes muchos “outs”.
    En este caso se trata de un semifarol pero existen ciertas manos donde podrás ganar la mano haciendo un farol total en el turn o en el river. Es un arma eficaz pero que debe utilizarse con moderación (si faroleas sin parar tus adversarios se darán cuenta). Es un arma de doble filo puesto que farolear cuesta caro en caso de que falle. Cuidado, porque los motivos para hacer un farol son más bien técnicos, no olvides que tu adversario, si es un jugador sólido, va a fijarse en tu secuencia de apuestas y va a preguntarse si tu apuesta grande en el river es coherente con tus apuestas en las anteriores calles. Moraleja: hacer buenos faroles requiere tener buenos conocimientos técnicos de póker.
  • ¿Y la subida para obtener información? Ejemplo: un jugador apuesta y tienes una pareja de Damas en mano, decides subir para saber si tienes la mala fortuna de toparte contra una pareja de ases o de Reyes. Esta táctica está obsoleta a día de hoy. Un buen jugador puede darse cuenta de tu táctica y adaptarse, ¡resubiéndote de farol y pagándote con las mejores manos!
    La subida “por información” es un arma que ya no está en el arsenal de los pros, aunque todavía puede funcionar contra jugadores débiles o medios. En todo caso, es un error creer que “subir por información” resuelve todos los problemas y evita situaciones difíciles en las próximas calles.

En conclusión, la experiencia te ayudará a apostar cada vez mejor. De todas formas, en el póker es imposible que te salgan bien todas las manos y porque pierdas fichas en una mano, no quiere decir que tu plan no fuese acertado.

¿Cuándo apostar, cuándo pasar?

En el póker y sobre todo en el No Limit Texas Hold’em, gestionar bien las fichas es un elemento muy importante. En todo momento, tus apuestas influyen en el desarrollo de la mano y condicionan tu resultado al final de la sesión. Las apuestas de tus adversarios son una fuente de información muy valiosa, ¡aprende a sacarle partido!

  • Si apuestas cuando deberías “Pasar” vas a perder demasiadas fichas a largo plazo.
  • Si pasas en situaciones donde deberías apostar, estás dejando pasar una oportunidad para ganar fichas en esa situación, son dos errores igual de costosos.
  • Si apuestas un tamaño demasiado grande o demasiado pequeño también te pone en desventaja…
    Por ejemplo, normalmente es contraproducente apostar muy grande o ir All-in en un bote diminuto, y al revés, apostar muy pequeño en un bote realmente grande.
  • Si tienes una buena jugada y te ves ganador, trata de que tus oponentes paguen caros sus proyectos. Y cuidado con las SUBIDAS (cuando alguien apuesta y decides subir su apuesta), es un arma de doble filo puesto que requiere una gran inversión y hay que utilizarla en situaciones concretas.