Top 5: los rituales de los jugadores de póker
dentroIndependientemente del nivel, la superstición es atávica al naipe. Con la ayuda del Team Winamax, repasamos algunas de las manías más raras de este mundo.
Si hay una práctica con rituales esa es la del póker. Neófitos, domingueros, apasionados de los mid-stakes, profesionales… Todos los jugadores, sin excepción, tienen algún tipo de ritual, manía o tic. Son maneras de atraer la buena suerte. Desde los protocolos antes de la sesión hasta las liturgias posteliminación, de todo hay en la viña del naipe. ¡Y si no te lo crees sigue leyendo!
Calentando motores
Esta noche toca póker, así que más vale hacerse a la idea. Para ir ambientando la tarde los jugadores tienen sus pequeños trucos, tanto en vivo como en línea. En el caso de los profesionales cuando se trata de una sesión online siempre viene precedida de unas pautas particulares. “Intento dejarme hecha la cena la noche anterior”, comienza el foodie Adrien Delmas, sabedor que perder tiempo en la cocina entre mano y mano puede costar muchas fichas. Ivan Deyra, por su parte, prioriza el aspecto mental: “Mi ritual consiste en preparar mi difusor de aceites esenciales con aroma a eucalipto, así como programar una lista de canciones de piano para varias horas. También me dejo listo un smoothie por si me dan ganas de picotear en medio de la sesión”. Pierre Calamusa insiste sobre la importancia de estar descansado. En este sentido, es habitual que muchos jugadores de élite realicen alguna rutina deportiva antes de abrir las mesas. El flamante Top Shark francés Léo Lombardozzi sabe muy bien lo que es grindar durante horas. Y sugiere lo siguiente: “Antes de una sesión en MTT realizaba ejercicios de estiramiento, centrándome principalmente en el tronco inferior. Lo que comenzó como algo sin recorrido se convirtió en poco tiempo en algo fundamental para meterle mano a una sesión bien cargada de torneos”. Otros, sin embargo, optan por moverse poco o nada, como es el caso del belga Davidi Kitai, a quien la meditación siempre le ha venido muy bien. Sin olvidar repasar bien la parrilla de torneos para tener una idea aproximada de “cuánto puede costar la noche”, como bien apunta de nuevo un previsor Léo.
Ahora bien, para supersticiones y rituales los que se observan en los torneos en directo. Tan solo hay que echar un vistazo para ver todo un arsenal de tics, manías y dejes por parte de todos los gamblers sin excepción. “Durante las World Series of Poker en Las Vegas siempre aparco en la misma plaza de aparcamiento”, asegura Aladin Reskallad, quien además explica que este tipo de hábitos le ayuda a permanecer concentrado durante el tiempo que dura la cita en cuestión. “Cuando disfruto de una buena racha en vivo tiendo a reproducir la misma rutita todos los días del evento. Es un poco por superstición, pero también para estar con los cinco sentidos puestos en las mesas. Por ejemplo, si consigo pasar el Día 1 voy a desayunar al mismo restaurante a la mañana siguiente, como lo mismo, dejo el hotel a la misma hora, etc. ¡He llegado incluso a ponerme la misma camiseta durante tres días!”. He aquí uno de los grandes clásicos en los torneos presenciales: no cambiarse de ropa si la cosa va bien. El campeón del mundo en 2011 Pius Heinz (arriba a la derecha) llevó su famosa sudadera blanca Boss durante los diez días que duró el Main Event. No sabemos si tuvo tiempo de pasarla por el seco, pero los rumores afirmaban que las ventas de esta subieron como la espuma. Aunque algunos van incluso más lejos y no tienen reparos en repetir el mismo dress code con la ropa interior o los calcetines (para desgracia de sus vecinos de mesa).
El Team Winamax tiene igualmente sus pequeñas rutinas en la Ciudad del Pecado. Ejemplo de ello es el tradicional briefing antes del comienzo del torneo con el coach Stéphane Matheu, que la serie En la mente de un Pro ha mostrado tantas veces. “Calentamos un poco antes de jugar, apunta Romain Lewis. Repasamos los objetivos de la jornada, las líneas de acción e intentamos motivarnos para llevarlo todo cabo. Esto también sirve para una sesión en línea”. Obviamente sin olvidar el clásico vistazo a las fichas de los adversarios en la clasificación Hendon Mob.
¿Pero se repiten las mismas dinámicas en el caso de los jugadores amateurs? No, es más, la preparación de los debutantes no tiene nada que ver. De hecho, en muchos casos está incluso en las antípodas. “No salgo a jugar sin mi ficha fetiche de Napoleón”, explica Thomas, para quien el anglicismo spew no le es ajeno en las timbas. Asimismo, no suele faltar una parada por el súper (birras, ginebra, paratas fritas, aceitunas, pistachos…) para llenar bien la nevera (y la barriga) del organizador de la velada. No en vano los homes games tienen sus propios rituales y reglas, como cuando alguien gana con 7-2 y la mesa tiene que darle pasta al afortunado. ¿Para cuándo esta misma regla en los grandes torneos? Y es precisamente en estos torneos en donde se ven las mayores extravagancias. Durante años, la estrella Phil Hellmuth (a la derecha) ha desplegado una espectacular (y polémica) puesta en escena durante el Día 1 del Main Event. Lo hemos visto vestido de boxeador, vikingo, piloto de carreras (después de haber empotrado su coche en el parquin del casino Río) o incluso de emperador romano bien escoltado por féminas. Aunque parece que últimamente está más calmado. No hay tradición que no flaquee… – Rootsah
Durante la partida, una vela al Santo
Los jugadores saben que en cierta forma están a merced de los caprichos de la divina fortuna y para invocarla tienen sus fórmulas. Una vez las cartas repartidas, el juego se desnuda de toda lógica para dar paso a supersticiones que van más allá de cualquier principio estratégico primario. En este sentido, una de las creencias más extendidas es la existencia de una “mano fetiche”, con la que ningún jugador es capaz de tirarse preflop y con la que cualquier jugador estaría dispuesto a apostar cualquier suma. ¿Por qué? Pues porque le recuerdan a algo o a alguien. J-5 por los famosos Jackson 5, 10-6 de corazones por un aniversario… También existen otras combinaciones más elaboradas. “Un colega jugaba sistemáticamente K-6 de tréboles cuando estaba en ciega pequeña”, recuerda Aladin Reskallah. “Cuando empecé a jugar al póker en vivo lo hice en casinos de provincia. En este tipo de sitios veía a menudo cómo los jugadores iban siempre con el número de su departamento [división administrativa francesa, N. del T.]. Un amigo le eliminó un adversario que puso todo preflop con 7-4 off, ¡así que supimos de inmediato que era de la región de Haute-Savoie!”, comenta Guillaume Diaz.Los usos y costumbres son tremendamente variados. “Cuando estoy jugando en vivo y me encuentro en UTG y corto, si la primera carta que veo es un 2 ya no miro la otra. Por otro lado, si tengo que ir all-in y la primera carta es un as no me hace falta la siguiente para enviar todo el plástico”, interviene Aladin de nuevo. Pero el dos veces ganador de la Top Shark Academy tiene más. “Si sé que el spot de 3-bet es correcto hago como el que miro mis cartas antes de lanzarme. Y cuando tengo que pagar un all-in con una mano muy fuerte, opto por snap-call para no dar la impresión de slowroll. ¡Imaginas que me castigan y pierdo el bote!”. Otros buscan calibrar bien sus apuestas online, como el tuitero @JeyPied. “Si tengo 34,6 BB y quiero apostar medio bote en un bote de 9 BB, voy con 4,6 BB y no 4,5”. Un movimiento especialmente dedicado a aquellos “jugadores concienzudos” que buscan construir su pila de fichas cuidadosamente como su ídolo Carlos Mortensen (foto).
En línea, es más una cosa de apariencias: el color del tapete, la disposición de las mesas, el fondo… Recientemente, hemos visto a Adrien Delmas en su reto mid-stakes modificar la distribución las mesas a medida que avanzaba. No obstante, Aladin pone el foco en otros detalles: “Siempre estoy pendiente del número de jugadores que quedan y tan pronto marca que quedamos 99 en liza me sube la motivación. De la misma manera, cuando llego a la fase final séptimo en fichas de siete me digo que soy favorito”. Aunque si hay algo en lo que nadie transigiría en las mesas virtuales es el asiento. En live, la cosa se complica, ya que las plazas las asigna la organización. Sin embargo, para el tuitero @_Lyslero_ es posible encontrar un mínimo de estabilidad entre tantos cambios de mesa. “Cada vez que tengo que cambiar de mesa me llevo la silla con la que he comenzado el torneo”. – Flegmatic
La pausa: esos minutos que pueden cambiarlo todo
Esperada por muchos para desfogarse y temida por otros tantos por miedo a dejar de estar en racha, la pausa es una de las protagonistas del póker en vivo y en línea en los MTT desde la creación del formato a principios de los setenta. Indisociable a ambos. Por desgracia, suele ser ignorada. Agua la fiesta. Aunque todo depende de cómo se inviertan esos seis, quince o a veces noventa minutos. Porque sí, esta es otra particularidad de las pausas: no duran el mismo tiempo y tampoco se pasan con las mismas personas.El ritual número uno de las pausas es tan fácil de entender como complicado de cumplir: “Relajarse e intentar pensar en otra cosa”, como bien indica Ivan Deyra en este blog. Una recomendación que el galo sigue a rajatabla. Deyra no duda en aprovechar estos intervalos para salir a correr por la calle, algo que le sirve para evacuar toda la frustración acumulada durante varias horas de sesión online. Aunque no hace falta salir del hogar hacer algunos ejercicios de calentamiento: abdominales, flexiones, estiramientos… Romain Lewis aprovecha la distensión para “repasar los objetivos estalecidos antes de la sesión” o realizar ejercicios de respiración, que tanto abundan hoy en día en los vídeoblogs.
En definitiva, lo que se busca es “resetear el sistema”, por citar a Aladin Reskallah, ya que permanecer concentrado durante cinco, seis o siete horas seguidas es para el w roja una auténtica quimera. “Hay que reiniciar el sistema nervioso. Una vez escuché que European, uno de los mejores jugadores finlandeses en línea, se pasaba las pausas mirando un árbol para no pensar en nada”. Ni que decir que la bad-bead story lanzada a quien quiera escucharla en los pasillos de los torneos o el mensaje llorón de turno en el grupo de Whastapp de grinders son hábitos desaconsejables.
Los dinner-breaks son también momentos importantes. Y no solo para levantarse de la silla. Tras horas con los cinco sentidos en las mesas el cuerpo y la mente piden combustible para seguir rindiendo al mismo nivel. Y he aquí el dilema: ¿qué comer? Ya que no todo el mundo cuenta con un Stéphane Matheu para solucionar el embrollo, se recomienda dejar preparado el condumio (por ejemplo, durante la pausa precedente). De esta manera se ahorra tiempo y, sobre todo, energía. O se puede hacer como Davidi, quien en caso de deep run en Las Vegas se llena el estómago con el mismo restaurante y con la misma comida. Eso sí, también invita a los presentes. Cuestión de karma. Y es que hasta durante las pausas hay que sembrar buena suerte. – Flegmatic
La espada de Damocles
¿Existe un momento más introspectivo que aquel en el que se va con todo el plástico? Empujarlo al medio las fichas restantes es una ceremonia sagrada independientemente del tipo de partida. Un momento tan breve como violente en el que observamos al protagonista frente a un jurado. ¿Culpable o no culpable? ¿Muerte o resurrección? ¿Busto o robusto? Cuesta encontrar a jugadores, incluso entre los pros, que logren permanecer impertérritos en tales situaciones.Algunos intentan disimular la tensión con un tic a modo de gracieta, como el caso de Humberto Brenes y su escualo de plástico. The shark is coming! Giuseppe Zarbo, por su parte, siempre juega con unas gafas kitsch de plástico que enciende cuando va all-in. ¿Maniobra desconcertante para que le igualen o maniobra desconcertante para que se tiren? Siempre nos quedaremos con la duda. Pero si un jugador que contemplando el vacío se dejaría llevar por los atractivos de la superstición ese es Jerry Yang. ¡Cómo no! En 2007, este amateur salido de ninguna parte llegó hasta el final del Main Event de las WSOP gracias al empuje de un ser superior (según él): Dios. Ni más ni menos. En efecto: a cada confrontación letal el americano recitaba una oración en bucle mientras sujetaba entre sus labios un medallón religioso. Huelga decir a quién agradeció antes que nada su victoria… Aunque las cosas como son: fue su primer y último título gordo.
Confesión: tras casi 20 años de póker en línea practicado de manera recreacional, el autor de estas líneas no ha logrado de deshacerse de algunos tics surgidos durante el comienzo. Así, desde que las fichas son enviadas, me es casi imposible seguir con los ojos el resto de la mano: tapo la pantalla con mis manos mientras espero con angustia lo demás. Pero me gusta variar (sic): a veces tapo las cartas del adversario. ¿Una costumbre de fish? No solo eso. Durante una visita a la casa de w roja en plenas Winamax Series… ¡descubrí que hacía exactamente la misma cosa! El tic del amateur Thomas tampoco se aleja: “Me pongo la capucha de mi sudadera cuando voy all-in incluso cuando juego solo en línea”.
¿Tienen nuestros pros tics parecidos? Romain Lewis opta por lo sobrenatural: “Me concentro en la carta que debe salir. ¡Hay que creer en la magia!”. Ivan Deyra se muestra un poco más terrenal: “A cada all-in importante inspiro y espiro para soltar toda la presión y poner la mente en modo aceptación-paciencia”. Léo Lombardozzi hace referencia a su compañero de piso, que “gusta girar su dedo índice como si el flop estuviera cargándose”. De igual manera nos confirma practicar el arte llevar la contraria: “Le ‘contre-whine’ es un movimiento clásico: cuando te pagan te dices ‘bueno, no pasa nada, otra vez será’, para celebrarlo con más ganas si te lo llevas”. Técnica que conoce bien Aladin: “Tengo un colega que pide las cartas de mis adversarios cuando voy all-in”. Básicamente se trata de ahuyentar la mala suerte o a los jinx, como se conoce en inglés.
Pedir las cartas: una práctica presente en cualquier mesa final que se precie. Generalmente es la grada quien se encarga de tal tarea. Cada bando anima a su héroe y pide las cartas a conveniencia. En este sentido, el póker televisado a contribuido sobremanera a que el momento all-in sea más estresante y doloroso. En principio, el desarrollo de un bote all-in no tiene que llevar mucho tiempo; sin embargo, en la gran pantalla son los productores quienes dictan el ritmo y no se cortan a la hora de alargar el suspense. ¡Una verdadera tortura para el jugador en peligro!
Sin que podemos explicar muy bien cómo ni cuándo, un gesto específico ha ganado popularidad estos últimos años en los torneos en vivo: el “bote de la chaqueta”. Es muy sencillo a ejecutar: tras pagar el all-in (generalmente en posición desfavorable), el jugador en cuestión se levanta y comienza a ponerse la chaqueta a medida que el board se completa. ¡Como si estuviera el pescado vendido de antemano! Es una variante del contre-jinx anteriormente citado que no para de extenderse en las citas en vivo. Como diría André Jeanson: “¡No soy supersticioso, eso da mala suerte!”.
Ahora bien, cuando no sale como previsto, ¿qué se hace? Conviene retirarse con elegancia e intentar tapar esas emociones a flor de piel. “Cuando lanzo el famoso ‘good game’ a la mesa no suele ser el ‘good luck’ más sincero del mundo”, confiesa Romain Lewis. Durante años, el pro californiano Barry Greensteins regalaba su famoso libro Ace on the River a su verdugo dedicado con los detalles de la mano mortal. De hecho, varios miembros del Team Winamax cuentan con él en sus estanterías.
Otros rituales se han perdido con el tiempo. En línea, los “nh” y otros “gg” ya no aparecen tanto en el chat como lo hacían a principios de siglo. En vivo, la cancelación del Winamax Poker Tour ha significado también que no veamos este año la ronda de aplausos por cada eliminación (incluso durante los primeros niveles). Ocurre lo mismo con la típica propina de los jugadores que caen en plazas pagadas, algo que lamentan todos aquellos trabajadores que están detrás de los focos. ¡Hay costumbres que vale la pena retomar! -Benjo
Un difícil postpartido
Después de haberlo dado todo en las mesas durante largo (o corto) tiempo es momento de pasar a otra cosa… O no, pues desconectar está lejos de ser fácil. Incluso con las mesas cerradas algunos grinders quieren saber si la varianza estaba de su lado en un mundo en el que el ROI hace de juez de paz. “Tan pronto como termino la sesión miro mi ‘redline’”, desvela Léo Lombardozzi. Es decir, le echa un vistazo a su curva de EV en el tracker para ver cómo ha ido todo, algo complejo cuando se tiene varias mesas abiertas simultáneamente. Y añade que “el interés es limitado si se trata de 1.000, 2.000 o incluso 10.000 manos”.También los hay que se ponen a hincar el codo y a repasar los botes claves de la partida. “En cash-game reviso todos mis spots con PIO Solver y le enseño algunas manos a mi compañero de piso para contar con su opinión”, detalla Léo. “Yo hago balance de la sesión con todo lo que he sentido y aprendido; así puedo irme a la cama con la conciencia tranquila”, propone Ivan Deyra. Aunque esto último no funciona tanto en caso de pinchazo. Que levante la mano quien nunca ha llamado a los colegas a la salida del casino o instantes después de la última mano del torneo online. A veces la respuesta se hace esperar y toca tirar de taxi para volver, síntoma de que la velada ha salido bien. Porque en caso de pérdida se coge de todo menos un taxi.
En los homes-games la dinámica es un poco distinta. En ellos el ganador no se escapa con el bote íntegro. Tiene deberes y obligaciones. “Al final de una timba de entidad el que se la ha llevado tiene que pedir comida al McDonald’s para el resto”, indica Vincent. Es la tradición”. “Sí, el McDonald’s funciona a todos los niveles”, bromea Ya 2 ecoles. “¡Si se gana sienta bien y si se pierde también!”, apunta el Top Shark. Una cosa es segura: con la barriga llena se ven las cosas de otro modo. “En Las Vegas mi compañero de apartamento Romain Nusmann me volvía loco”, cuenta Aladin Reskallah. “Cuando le eliminaban de un torneo me obligaba a llevarle a 24 horas horas para comprar esos helados asquerosos de Ben & Jerry's. Lo peor es que siempre estaba dando el coñazo con el tema de la comida y al final se ponía fino por caer eliminado, ¡detalle que ocurría en Las Vegas a menudo!”.
Un hábito que le permitiría a Romain pegar ojo, porque después de darle al naipe intensamente es complicado caer rendido a no ser que se esté extenuado. “Tras la partida me digo que no me levantaré a las 15:00 h al día siguiente, que un capítulo y a la cama… Resultado: las seis de la mañana y aún delante del ordenador”, se lamenta Léo Lombardozzi. Para evitar contar ovejas Adrien Delmas aconseja sumergirse en la lectura; antes de sumergirse en otro mundo más onírico de cartas y fichas, ya que los jugadores de póker confían en soñar con lo que aman…, aunque a veces ni eso da resultado. “Oh, mierda, ¿y si abro algunas mesas?”. –Rootsah
Fotos: ClubPoker (el bote de la chaqueta), PokerGo (Hellmuth).
Traducido por ManuS.
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