La joya de las Winamax Series

Por dentro

¿Qué te parece un anillo para los ganadores de las Winamax Series? Pues Bindi Lou ha hecho sueño realidad al unir sus dos pasiones: las joyas y el póker.

La joya de las WS
Diamante, oro, jadeíta, esmeralda, zafiro, plata… ¿Cuál de estas es la más preciosa? Un experto diría que no hay nada más raro que el diamante azul. Sin embargo, un joyero de Barcelona afirma que hay una joya mucho más preciosa que las indicadas en el inicio: la familia

Pablo Romero, 33 años, orfebre. El catalán hace 5 años, ha decidido volver a sus raíces y trabajar en el negocio de la familia. Su progenitor, Juan Romero, empezó en el oficio con tan solo 15 años, a casi 5 décadas atrás. Ahora padre e hijo, juntos, administran el taller que se dedica a producir piezas únicas y exclusivas.

Nosotros somos un taller pequeño, hacemos piezas únicas, exclusivas, reparamos otras que están rotas. No trabajamos produciendo a gran escala. Es un negocio familiar.

Pablo y Juan Romero

Pablo Romero con su padre, Juan Romero, en el taller de la familia.

No obstante, no siempre las cosas han sido así. Por mucho tiempo, Pablo centró sus atenciones y objetivos a otro lado. Elecciones que le dejaron más lejos - físicamente - de los suyos. Aún mientras cursaba Administración y Dirección de empresas, se encontró con una de las que sería la pasión de su vida: el póker. En los intervalos, nada de fiesta. Iba con sus amigos a la biblioteca jugar a una timba. Así la relación fue creciendo. Poco a poco. Se convirtió en jugador profesional.

Mis padres sabían que jugaba, pero realmente no entendían nada. Querían que yo fuese feliz. No creo que ni sepan como se juega ni nada, no saben nada de este mundillo.

Pablo Romero Yo empecé a jugar al póker con 17 años. Entre amigos. En la universidad solía ir a la biblio para jugar. Yo no iba a por las cervezas, sino al póker. Siempre veía un amigo con libros sobre póker, me ha dicho que debería estudiarlo. Entré en una escuela para aprender más. Empecé a jugar con buy-ins asequibles y luego a mesas de 1000 €.

Pablo Romero Ganancias, pérdidas. Altos y bajos. Varianza. Es del juego. Ha vivido todo eso. Incluso se mudó de país. Más de 5 años en Inglaterra. Llegó a vivir en una casa grinder por un tiempo. Jugaba sobre todo cash. Probando salas online y también en vivo. Pero, encontró a un otro amor, su pareja. Y, la distancia a su familia le empezaba a pesar. Ya extrañaba a su padre, a su casa. Momento de cambiar.

Con el póker viví fuera bastantes años. No veía tanto a la familia. Poder pasar más tiempo con mi padre, compartiendo su pasión, es algo muy gratificante. Siempre estoy contento porque estoy con él.

El póker, una de sus pasiones, no ha sido dejado de lado. Sin embargo, ya no era el único protagonista en su vida. Ahora en el taller volvió a la escuela, con clases diarias de su papá. Paciente, detallista, con una destreza manual única. Así, Juan Romero enseñaba a su hijo el oficio de joyero. En el tiempo libre, póker.

Pablo Romero Mi padre es un maestro. Es un joyero espectacular. Es un lujo poder trabajar con él. Un jefe que nunca se enfada, siempre comprensible. No es el mismo verlo una vez al año, que dividir el oficio con él. Es un privilegio.

Es que algunas cosas son como andar en bicicleta, no se las olvida jamás. En Winamax no se puede decir que Pablo ha pasado desapercibido. Mismo siendo un jugador recreacional, ha ganado algunas veces en esta sala. Hay un dicho, incluso bíblico, que dice que es mejor no prometer, que prometer y no cumplir. Le prometió a su novia que le dejase jugar al póker para que les consiguiese un viaje… ella no se ha quejado después.

CamboyaYo juego cada domingo. Recuerdo ese finde en el que le dije que tenía póker para ganarle unas vacaciones. Y justamente gané el Sunday Surprise y con ello un viaje a Camboya. Me quedé encantado con Winamax. Es una sala que tiene grandes valores.

Lo mejor aún estaba por venir. Amante de los naipes y ya un experto de las joyas. Soñaba con los grandes eventos de póker. Veía a los campeones de las World Series of Poker con sus brazaletes y anillos. Tenía claro, luego también ganaría lo suyo. Durante las Winamax Series en enero, demostró todo su potencial. Ganó uno de los eventos y se llevó más de 12.000 €. Pero, aún tenía en su cabeza la imagen clara del anillo de campeón en sus manos. Pensó bastante. Dibujos y dibujos más tarde, tenía su prototipo. Decidió, por su propia cuenta, unir sus dos pasiones. El póker y el oficio que le enseñó su padre. Nacía unos de sus inventos más geniales: el anillo de las Winamax Series.

ANILLO WINAMAX SERIES

Está hecho de plata de ley 925 con los detalles de la W en el centro y las inscripciones laterales en oro 18 quilates. En su versión final, me gustaría realizarlo en oro blanco en vez de plata. Y poner piedras naturales y no sintéticas para replicar al diamante, zafiro y rubí.

“Siempre había pensado que un día podría hacer un anillo cuando ganase un torneo. Pero, en el día a día, eso nunca sale. No vale la pena o no sientes motivación. Cuándo gané el evento en enero, ha sido un subidón de emoción y alegría. Hice para mí como un regalo, un trofeo. Es difícil ganar un torneo, aún más en una serie. Estaba supercontento. Trabajamos mi padre y yo por casi dos meses. Me sentí realizado.”

Pablo Romero De hecho, el anillo se tornó en un símbolo de éxito. Es difícil que combine con cualquier situación o con un outfit más simple. No obstante, hay un sitio en que él desempeña un papel importantísimo. Al lado de su ratón. Para que juegue y recuerde siempre su trayectoria. Además, que no deje de tener en cuenta nunca que los sueños se realizan y cuando se quiere algo, hay que ir a por ello. ¿Cuál es la joya más preciosa de tu vida? 


Renato P

La samba y el flamenco, ¿qué puede salir de esa mezcla?

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