[Blog] The good, the bad and the ugly

Por dentro

[Blog] The Good, the Bad and the Ugly

Soy de las afortunadas que ha podido contar con patrocinios a lo largo de los años. Me siento una privilegiada ya que como podéis intuir un sponsor mejora sustancialmente las condiciones laborales. Tener un patrocinador te permite tener ciertos gastos cubiertos, y disminuye el riesgo porque hay alguien que invierte en ti. Suena (¡es!) fantástico.

Desde que entré en este mundillo uno de los temas recurrentes es el debate acerca de qué debe tener un jugador de póker para ser patrocinado. Los tiempos cambian, y si bien hace unos años ganar un Major era casi garantía de firmar un contrato de patrocinio al menos durante una temporada, ahora ya no es así.

El póker ha alcanzado un nivel de madurez que requiere competir no solo dentro del sector, sino con otras actividades de ocio, por eso además de algunos jugadores profesionales que seguimos llevando parche, ahora cada vez cobran más sentido los patrocinios a celebrities (que llegan a la gran masa) o a streamers (que proveen contenido constantemente en la era de Twitter y YouTube). Adaptarse o morir.

Nadie regala nada

Cuando una sala confía en un jugador para que sea su imagen es porque considera que le va a dar notoriedad, porque transmite unos valores que reflejan los de la marca, porque comunica bien y ofrece mucho contenido, porque tiene un perfil inspirador… sea cual sea la razón, un acuerdo solo se lleva a cabo cuando es win-win, es decir, cuando las dos partes creen que van a beneficiarse de colaborar.

A priori podría parecer que es una situación idílica en la que apenas existe riesgo de que las cosas vayan mal, pero no es siempre así. Cuando una empresa confía en alguien para que represente públicamente los valores de su marca puede verse afectada por las acciones del sujeto, del mismo modo que también puede ocurrir al revés, y que sea el patrocinado quien tenga que lidiar con situaciones incómodas fruto de ese acuerdo de sponsoring.

Así que voy a contaros mi experiencia personal sobre lo bueno, lo malo y lo feo de haber sido parte de un equipo de Pros en varias ocasiones a lo largo de mi vida profesional.

Interactuar, pero guardando una distancia de seguridad

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Siempre, desde mis inicios en el póker, he estado expuesta. Mi Last Woman Standing del 2009 cambió mi carrera para bien. Gracias a ese puesto 27 en el Main de las WSOP recibí más atención, firmé un supercontrato que me permitió jugar muchísimos más torneos, que a su vez me permitían seguir cosechando resultados, y como consecuencia de esa notoriedad la gente opinaba.

Y opinaba tanto para bien como para mal. Tengo que reconocer que la gran mayoría de comentarios que he recibido a lo largo de mi carrera han sido educados (tratar bien a la gente debería ser lo estándar, pero en el anonimato de internet suele darse más bien lo contrario, así que me siento afortunada por haber recibido siempre comentarios respetuosos).

¡Y la verdad es que me encanta interactuar en las redes! Cuando alguien me comenta algo siempre que lo veo respondo, y he conocido a muchas personas encantadoras a raíz de un primer comentario anónimo, a veces una simple pregunta desemboca en una conversación interesante.

Efecto halo

Como a cualquier persona relativamente conocida en un sector, he recibido halagos injustificados de gente que no me conoce personalmente, pero a raíz de haber leído sobre mí o verme en la tele en algún momento se han imaginado cómo soy en otros ámbitos de mi vida y me juzgan a nivel personal. Aunque es tentador para el ego, nunca he dejado que estas buenas palabras me afecten. Una cosa es ser agradecida y valorar el buen feedback y otra creértelo.

El feedback solo tiene valor si quien lo proporciona tiene datos suficientes como para elaborarlo. Así que nunca he sido víctima de venirme demasiado arriba cuando he recibido piropos por internet. Saber mantener esta distancia también me ha ayudado en otros momentos en los que he vivido la peor cara del feedback anónimo. Me han llegado a trolear hasta el extremo de decirme que cuántas veces he tenido que ponerme de rodillas para que me fichen, o que le estoy quitando el puesto a un montón de jugadores mejores, pero en vez de ofenderme, paso de largo. Quienes critican de forma destructiva son siempre los mismos y alguna vez he acabado bloqueando porque no me apetece lidiar con gente que no aporta nada.

Sin embargo, entiendo que cuando te expones tienes que estar preparado a que la gente opine (cosas que te gustaran y otras que no), eso es algo sobre lo que no tienes ni tendrás jamás control. Lo único que sí está en tu mano es cómo gestionar esa exposición y cómo tomarte esos comentarios.

Salir de la zona de confort

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Como jugadora profesional patrocinada a veces he tenido que hacer cosas con las que no me siento cómoda, pero que me han parecido una aventura interesante. Recientemente grabé por primera vez unos capítulos de “En la mente de un Pro”. ¡Siempre había sido una de mis series preferidas y de repente era yo la protagonista! Me hacía muchísima ilusión, pero desconocía lo complicado que podría llegar a ser.

Por una parte, quería tomar nota de cada mano que jugaba en el momento de la grabación en directo intentando que eso no me desconcentrara del torneo en curso. Sabía que era importante anotarlo absolutamente todo: mi estado mental en ese momento, mi percepción de los rivales, mi histórico con ellos, mi imagen en la mesa, el metajuego… En definitiva, todo lo que pasaba por mi cabeza a la hora de tomar cada decisión porque posiblemente cuando tuviera que hacer la grabación de la voz en off seis meses más tarde no me acordaría de muchas cosas que en el momento influyeron. ¡Así que fue todo un reto!

No solo eso, sino que justamente en el primer capítulo que grabé, en la primera mano concretamente, cometí el error de no reconocer a uno de mis rivales y eso hizo que no jugase de manera óptima. Al final el póker es un juego de adaptación y en función de cómo juzgues el proceso de pensamiento de tu oponente jugarás la mano de una u otra manera. Si queréis saber exactamente qué paso, se lo explico aquí a mis amigos de Código Poker.

Podría haberme negado a opinar sobre esa mano, o incluso justificarla de cualquier modo, o pedir que la cortaran, pero creo que asumir errores y forzarme a hacer cosas que están fuera de mi zona de confort me hace mejorar, así que lidié con las críticas, obviamente prefiero las constructivas, pero soy consciente de que en internet el troleo se desboca.

En mi opinión, cuando realmente se aprende es reconociendo y deteniéndonos en los errores que in-game se nos escapan (por estar poco concentrados o porque simplemente los pasamos por alto en ese momento), para que no vuelvan a ocurrir. Al fin y al cabo, ser profesional no te convierte automáticamente en un robot que juega perfecto constantemente, así que decidí no saltarme ni una mano y detenerme también en todas las que podría haber jugado mejor para que pudiésemos aprender de ello. Sabía a lo que me exponía.

A los humanos nos encanta criticar, así que cuando exteriorizas errores abres la puerta a que la gente juzgue. En este caso se estaba juzgando mi proceso de pensamiento durante un torneo, algo que entra dentro de las reglas del juego. Yo no puedo beneficiarme de ser una jugadora patrocinada conocida con los favores que eso conlleva, pero negarme a apechugar con las consecuencias menos gustosas. Sí, la gente va a juzgar mi juego constantemente, lo asumo y puedo gestionarlo. Soy la primera que comete errores, eso sí, intento cometer el mismo solo una vez. Me motiva mucho lo que hago e intento mejorar cada día. Y eso implica que no me cuesta reconocer que a veces la cago. Tener claro que no eres tus resultados es básico para la salud mental.

Coger perspectiva y no tomarse las cosas a pecho

Conozco casos de jugadores profesionales a los que se les han escapado contratos de patrocinio por no querer o no poder aceptar cierto nivel de exposición (algo muy lícito), o por no entender que los tiempos cambian y que no basta con ganar un título o sacar tu gráfica de las últimas 500k manos.

Cuando hablo de exposición no me refiero a escribir regularmente artículos como este (escribir me encanta y aprovecho para tratar temas que me interesan, así que es curro gustoso) o contar cómo te va en un torneo por redes, sino a estar también dispuesto a hacer algunas cosas que te saquen de tu zona de confort para aportar valor tu patrocinador.

De las cosas que más valoro de esta etapa en la que estoy es que Winamax da máxima prioridad a que podamos desarrollar al 100% nuestra faceta como jugadores profesionales. Sin embargo, una cosa no quita la otra: soy muy consciente de la necesidad de aportar valor, sea el que sea. Cuando tomas perspectiva es muy lógico entender que no te pagan torneos únicamente para sentarte en una mesa a reventarla. Y cuando veo que ese valor lo puedo aportar haciendo algo que me supone un reto en vez de verlo como una putada lo veo como una oportunidad para aprender y crecer.


Leo Margets

Tras un magnífico deep run en el Main Event de las WSOP, la barcelonesa se ha convertido en una de las figuras emblemáticas del póker español.

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