[Blog] Mis mejores momentos en el póker

Por dentro

[Blog] Mis mejores momentos en el póker

Si antes hablé de la cruz de mis actuaciones en torneo, hoy quiero hablar de la cara, ya que afortunadamente he vivido un puñado de momentos bonitos. He seleccionado cinco, pero podría seleccionar diez, veinte, treinta.... Y pienso seguir añadiendo en cuanto el circuito se ponga en marcha.

5) Mi primera plaza pagada como w roja

Mi etapa inicial en el Team Winamax pasó volando. Tras mi fiesta de bienvenida y un primer European Poker Tour en Deauville (Francia) en 2012, pongo rumbo a Mónaco para jugar uno de los torneos más prestigiosos del circuito: la final del EPT en Montecarlo. 10.600 € la entrada y un mini-cash de 15.000 €. ¡Nada mal!

Tan pronto como descubro la suntuosa Salle des étoiles el vértigo me invade. Consigo superar las dos primeras jornadas, pero mis comienzos en el Día 3… Me encuentro rápidamente corta de fichas con la burbuja acercándose a pasaos agigantados y una sola idea entre ceja y ceja: conseguir meter cabeza en las plazas pagadas y llevarme el premio más importante de mi carrera. Hasta el momento no había conseguido llevarme nada a la boca y sin resultados mi contrato de patrocinio corría peligro, así que me conciencio de ello. Un objetivo que hoy en día no me fijaría pero que por aquel entonces iba con la presión y la exigencia de ser la recién llegada en una escuadra de élite.
 

G.B.
 

Las eliminaciones se suceden con cuentagotas, pero con quince ciegas mis esperanzas de cobrar se mantienen intactas. Sin embargo, tras dos manos sin jugar mi stack pasa a 8 BB. Mientras charlo con mi compañera de piso Lucille Cailly (que acabaría runner-up del evento por más de un millón de euros) durante el hand for hand vuelvo rápido a mi asiento con una voz que grita a mis espaldas: “¡Corre! Quizás lleves ases”. Me siento en ciega pequeña frente a un open del botón y… ¡as-as!

Con nervios anuncio mi all-in y empujo lo que me queda de plástico al medio de la mesa. ¡Estamos a una eliminación del dinero! ¡A una eliminación de 15.000 €! ¡A una eliminación de mi primer ITM con Winamax! Y mi corazón me lo hace sentir. Mi adversario se lo piensa un poco antes de pagar y me muestra un bonito 9-5 desparejado. Inspiro. Flop: 10-9-4. Turn: Q. River: K. Espiro. Caen otros dos jugadores a la misma vez. ¡Olé yo! Acabo de firmar mi primera ITM con los colores de Winamax. Rápidamente me invade un sentimiento de alivio; es el comienzo de una bonita aventura.

Foto tomada en el EPT de Montecarlo de 2013 (En 2012, nuestros reporteros estaban movilizados en el WiPT )

4) Mi primera vez en Las Vegas

Sí, yo también me he tragado los reportajes de Winamax en la ciudad del pecado. Y sí, a mí también me ponían los dientes largos. Alojarse en una villa rodeada de los mejores jugadores del mundo para participar en los mejores torneos del mundo es una experiencia de locura. Atrae ese rollo de estrella de rock and roll que todo lo impregna y la posibilidad de entrar en una esfera inaccesible para la mayoría de los amantes del naipe. Aunque cuando me propusieron ir en 2010 acepté principalmente para intentar la machada.

piscina
Gaëlle en modo villa en Las Vegas (WSOP 2016)

Mi primera vez en Las Vegas. Recuerdo aterrizando de noche y ver las luces de neón emergiendo del Strip. Una experiencia casi religiosa. Generalmente, cuando viajo, soy más de perderme en parques naturales e ir en la búsqueda de osos, sin embargo, aquello era otra dimensión.

Vivía en la villa de los Limpers, un colectivo de jugadores franceses con lo mejorcito de cada casa. Las veladas al caer el sol eran geniales y recuerdo una conversación en particular con un reportero de Winamax sin mucho pelo. Tan solo desvelaré que su mote comienza por H. “No sé si lo sabes, pero convertirse en jugadora profesional es supercomplicado. Está bien que te guste y tal, aunque no hace falta apostar todo por ello”. A lo que respondí un simple “ya veremos” en vez de con el “vaya imbécil” que me pasaba por la cabeza. Si hubiera seguido su consejo… En fin. Con respecto a la competición, no hay mucho que contar. No conseguí meterme en plazas pagadas. Iba bastante corta bankroll y eso me impidió jugar mucho. No obstante, qué duda cabe que mi primer viaje a Sin City puso los cimientos de lo que vino después.

3) El Beer Pong Open de Dublín 2018

Aunque en mi vitrina no solo lucen títulos ganados gracias a las cartas. Hay otras disciplinas que se toman a pecho en Winamax. Y el beer pong es la más famosa. Por razones obvias en estos momentos es imposible montar una mesa, colocar varios vasos de plástico y lanzar bolas de un lado a otro con objeto de forzar a nuestros contrincantes a marcarse un “hidalgo”. De hecho, me pongo nostálgica al describirlo. Pero también esbozo una sonrisa, ¡pues se me viene a la mente mi victoria en el Beer Pong Open de Dublín en 2018! Sin duda, el título con más solera de los que poseo.

 

Gaelle WPO

Tras llegar a la arena con Harper [pareja y reportero de la casa, N. del T.], observo a nuestros adversarios, quienes llevan a gala sus mejores disfraces, esto es, a cada cual peor. Siete rondas nos separan del título. 96 equipos, es decir, 190 jugadores a batir. El problema residía no tanto en meter las bolas en los vasos, sino en aguantar los dos litros de cerveza de cada partida. Obviamente, tampoco es cuestión de entrar en el detalle sobre este tipo de eventos (no sea que algún menor dé con el texto). Lo que sí puedo describir con precisión es mi mirada, que era la misma que pongo cuando quiero fusilar a mis villanos en las mesas de póker.

Si meto este recuerdo en un blog dedicado a mis mejores momentos dentro de las mesas es porque la subida de adrenalina entre cada turno era la misma. Flaquear un instante podía significar ir al túnel de vestuarios. Sudores fríos, presión, nudos en el estómago, nervios al tirar la pelota hacia el último vaso… Hace tiempo que no entreno, pero creo que si fuera necesario no me harían falta muchas sesiones para estar de nuevo en forma.

2) El Winamax Club Trophy 2012

Desde el lanzamiento de la plataforma, Winamax siempre ha estado íntimamente unido a los clubes de póker. En Francia, por ejemplo, proponemos desde hace diez años a estas asociaciones [en España no se permite la creación de clubs de póker, N. del T.] jugar un torneo en un enclave idílico. He tenido la oportunidad de participar en varias ediciones del Winamax Club Trophy y comprendo perfectamente la expectación que crea. Es un no parar. Y no hablo solo de póker. Mi preferida fue la tercera edición, que tuvo lugar en el Château des Condé à Vallery (Francia) en 2012. Una jornada muy bonita por muchas razones. Empezamos con un curso de tenis impartido por Stéphane Matheu (gracias al cual aprendí que nunca sería la próxima Serena Williams).

Lamentablemente, la mayor parte de sus sabios consejos se los ha llevado el viento. Después del tenis vino la petanca con algunos jugadores, entre los que se encontraba el gran Davidi Kitai. ¿Dicen que sus tanks en el póker son famosos? Pues con las bolas es igual. “Hay un poco de viento, ¿no?”; “Pero si tiro por la izquierda, puede volver por la derecha con un efecto. ¿No creéis?”. Tampoco faltó una buena comilona con los socios, que se morían de ganas por comenzar a jugar. Menos uno en particular. Me callaré su nombre, pero para él la prioridad era realizar una pequeña visita enológica por el castillo.
 

Gaelle con un fan
Gaëlle posa con un fan en la edición de 2013.

Los organizadores me pidieron que me uniese a ellos en el discurso y dijese algunas palabras, ya que acababa de entrar en el Team Winamax… Incluso tuve la oportunidad de medir mi notoriedad cuando un participante que no encontraba su mesa vino a verme para preguntarme: "¿Puede ayudarme? ¿Usted es del staff?”. Afortunadamente, no lo hizo delante de los jefes.

Los primeros eliminados desfilaron partidas de Uno mediante en compañía de Michel Abécassis (alias MIK.22). Todo un crack. Su técnica consistía en convencer al personal de no meter pasta contra él en este tipo de juegos… Aunque las cosas como son: yo seguí la acción desde lejos, dado que la propietaria tuvo la gentileza de enseñarnos su bodega e invitarnos a una degustación de vinos. A pesar de mi eliminación en el torneo de póker, la noche terminó mágicamente con un baño fresquito a medianoche, una fiesta privada con espuma y, para terminar (o comenzar) la velada, una copa en una cabaña colgada de un árbol.

1) El Main Event de las WSOP 2012

A menudo cuento que al día siguiente de mi décima plaza en el Main Event de las World Series of Poker de 2012, en el avión de vuelta a Francia, me puse a llorar como un bebé. Y que le expliqué a una señora que me reconfortaba que acababa de ganar medio millón de dólares… Esas lágrimas eran obviamente mi manera de liberar la presión. ¡Pero no estaba triste! Fue mi primer Main Event. Años y años soñando con jugarlo. La atmósfera al comienzo en el casino Río es siempre eléctrica, efervescente. Los jugadores están a mil revoluciones, obsesionados con la idea de pillar cacho en el torneo más tocho del año. Recuerdo los dos primeros días. Todo pasó como en un sueño. Sentada con jugadores norteamericanos debutantes y recibiendo del crupier solo cartas buenas. Si en los torneos pequeños de Winamax es ya de por sí emocionante, cuando pasa en la cita más prestigiosa del mundo…

 

G.B. WSOP

Empecé el Día 3 como chip-leader pero, extrañamente, no sentí presión alguna. Conseguí permanecer en la zona gracias a un catarro pillado por culpa del aire acondicionado que ponen en Las Vegas. Toda una paradoja. Es una sensación particular: estar enfermo te impide entretenerte con chorradas y facilita la concentración. Ahora bien, en la burbuja la tensión ya era más palpable, pero mi stack era lo suficientemente cómodo como para abordarla serenamente. Me contentaba con entrar en premios en esta primera intentona. 

Me acuerdo igualmente de la euforia que sentía al ver cada mañana que el Río se vaciaba poco a poco con las eliminaciones, pues el Main Event era el último torneo del festival. Con sus gordos cascos los presentadores de ESPN gritaban a mi paso: “¿Es Gaëlle? Graba”. Acto seguido me encontraba con tres cámaras y seis notas persiguiéndome por los pasillos. Oh, con calma, no estoy acostumbrada a eso. No sabía en qué dirección mirar y, tímida como soy, les despachaba con un elocuente “hi”. Destacar también los ánimos y las muestras de apoyo de mis compatriotas durante toda la maratón, así como la adrenalina durante los botes decisivos. Por todo ello lo vivido en aquellos días siempre permanecerá en mi memoria como uno de los momentos más bonitos de mi carrera.

 

G B. WSOP

Gaëlle Baumann


O RLY

Uno de los primeros terrores en femenino de la nueva generación. Un impresionante talento, ¡eficiente y encantadora!

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