Adrián Mateos: El día en que nació una leyenda

Por dentro

Se cumplen 10 años de uno de los títulos más emblemáticos en la carrera de Adrián Mateos: el Main Event del EPT de Montecarlo. En este artículo, viajamos a aquella época para revivir la victoria y explorar todo lo que representó.

Adrián Mateos

8 de mayo de 2025. La medianoche ya ha quedado atrás, pero el Casino de Montecarlo sigue brillando con luz propia. No solo por los trajes de gala que a menudo desfilan por sus pasillos, ni tampoco por los mármoles que relucen bajo las lámparas de araña o los Ferraris y Bentleys que, como estatuas de lujo, duermen a las puertas del fastuoso recinto. ¿Nueva entrega de Casino Royale protagonizada por Daniel Craig? ni siquiera. Tampoco por ninguna fiesta exclusiva que reuniese príncipes y duques, allá donde el ciudadano común solo puede mirar de lejos.

No. Esta noche, Montecarlo es territorio de otra clase de élite. Más terrenal. Más accesible. En la mítica Salle des Étoiles, templo del póker en vivo, se viven los últimos suspiros de un sueño que cualquier jugador, alguna vez, ha fantaseado con acariciar: el Main Event del European Poker Tour.

Una victoria histórica...

Fares

De las 564 entradas que habían nutrido el torneo durante los días previos, tan solo dos soldados se mantienen en pie. Por un lado, el senegalés Muyhedine Fares, jugador recreacional de mediana edad ajeno a este tipo de escenarios, pero también conocido por ser uno de los hombres de negocios más ricos de su país. Se encuentra ante una oportunidad tan inesperada como única: embolsarse un premio millonario y llevar el trofeo del Main Event del EPT, por primera vez, a las vitrinas de un país africano. 

Enfrente, con rostro barbilampiño, camisa blanca y una expresión tan inocente como engañosa, un joven madrileño de apenas 20 años aguarda su momento. Su nombre es aún desconocido para muchos fuera del circuito, pero tras esa cara de niño bueno se esconde un talento descomunal en pleno estado de efervescencia. Su astucia para leer a los rivales, unida a una gran habilidad y determinación que sorprendía a propios y extraños, había arrastrado, durante toda la semana, incluso a los más grandes tiburones expertos en nadar este tipo de aguas, hacia las más turbulentas... (Hola, Johnny Lodden).

No es casualidad, dos años antes ya lanzó un aviso a las élites del naipe: con la edad mínima legal para entrar a un casino, se alzó en Francia con su primer brazalete de las WSOPE por un premio de un millón de euros. Pero esta noche es algo distinta, porque bajo el cielo estrellado de Montecarlo, Adrián Mateos Díaz no solo está a un paso de conquistar su segundo premio millonario durante su tercera vuelta al sol como adulto... 

Montecarlo

También lo está de consagrarse como uno de los jugadores más jóvenes en levantar la pica del Main Event y de hacer historia para su país. Un país que, como el de Fares, carece de vitrinas donde exponer un trofeo de tal calibre. A punto de consagrarse, de dar el salto a una élite restringida, y de escribir su nombre, con letras de oro, en la historia del póker europeo.

Tras arrebatarle a su rival un bote de casi 15 millones de fichas y dejarlo tambaleándose en la cuerda floja, con apenas 15 ciegas frente a un imperio de plástico de 125 que ahora él mismo gobernaba, el de San Martín de la Vega sigue sereno e imperturbable, como si esperara con paciencia quirúrgica el momento exacto para rematar un heads-up que se había ido desequilibrando poco a poco a su favor. Y no tardó en llegar. Nuestro protagonista es el primero en cantar all-in como respuesta a una tímida subida, casi protocolaria, de un Fares acorralado e impaciente por reengancharse a la pugna...

Montecarlo

Call. Se desvelan las cartas: A8 para Adrián. A6 para Fares. Ligera ventaja para el madrileño, que acaba mutando en inalcanzable cuando las manos del crupier asoman el 8 en el flop. El turn no cambia nada y el river ya no tiene la capacidad para truncar lo inevitable, apagando para siempre las esperanzas del senegalés de hacer historia por su país y abriendo un nuevo capítulo en la del póker español.

En ese momento, toda la tensión contenida tras esa expresión introvertida se transformó en júbilo, seguido de un salto hacia el rail donde Adrián fue rodeado por los brazos de sus compañeros, amigos y grandes jugadores como Sergio Aído y Vicente Delgado, quienes no solo lo habían acompañado entre bastidores durante toda la recta final, sino que acababan de ser testigos directos de una de las mayores gestas del póker patrio.

...y una maldición "disipada"

Montecarlo

“Cuando tenía 16-17 años, era el circuito que siempre veía y del que más me acuerdo cuando empecé a jugar. Siempre les decía a mis amigos que algún día jugaría un EPT. Te puedes imaginar lo que supuso para mi ganarlo. Fue el summum.” Así recuerda Adrián, 10 años después, aquel triunfo. Todavía hoy, tras una carrera plagada de títulos y premios millonarios, sigue considerando esta victoria como uno de los hitos más importantes de su carrera, al suponer la materialización de un sueño adolescente que se tejía entre clicks de ratón y madrugadas de grind.

Y no es para menos. Porque, aunque con los años llegaron logros aún más descomunales que le han permitido liderar la Global Poker Index, superar los 50 millones de dólares en ganancias en vivo o entrar en el Top 10 de la All Time Money List, durante cuatro años ese premio de 1.082.000 € perduró como su mayor botín en vivo. Nunca ha tardado tanto tiempo en superar su propia marca personal, lo que no hace más que subrayar la magnitud de lo que supuso aquel Main. Sería en 2019 cuando lograría batirlo en Nassau, al coronarse campeón del Partypoker Millions de Bahamas por un premio de 1.162.805 dólares.

Pero eso no era todo. A pesar del auge incontestable del póker español en la última década, con nombres propios dominando los límites más altos, tanto en vivo como online en prácticamente todas las variantes del Texas Hold’em, el Main Event del EPT parecía haberse convertido en una especie de terreno maldito para los nuestros. Un torneo cargado de historia que, por alguna razón, nos cerraba las puertas cuando más cerca estábamos de la gloria.

Montecarlo

Hasta aquel 8 de mayo de 2015 que lo cambió todo, España había colado a 20 jugadores en la mesa final… sin llegar ni siquiera a rozar la pica. Y no sería por falta de talento: leyendas de la vieja escuela como Juan Manuel Pastor, Tomeu Gomila 'Amatos', Raúl Mestre o Juan Maceiras (estos dos últimos, incluso por partida doble) tuvieron su oportunidad… pero siempre se quedaron a las puertas. Tan solo Dragan Kostic, en el EPT de Barcelona 2011, logró hacernos soñar de verdad, cuando terminó como runner-up en una mesa final con cuatro representantes españoles. El trofeo, sin embargo, volvió a caer en manos de un jugador extranjero.

Veintiún oportunidades más tarde, llegó Adrián. Y el hechizo, por fin, se rompió.

Con tan solo 20 años, el madrileño se convirtió en el primer español en conquistar un Main Event del European Poker Tour. Un hito sin precedentes que no solo abrió un camino hasta entonces inexplorado, sino que también encendió una llama nueva en los corazones de una generación que empezaba a ver en Mateos un ejemplo tangible de que los sueños, en este juego de fichas y cartas, podían hacerse realidad. Mientras muchos habían peleado durante décadas por esa cima, Adrián la alcanzó a una edad en la que es difícil saber qué hacer con el oxígeno a esa altitud.

Y sin embargo, el maleficio aún no ha sido derrotado del todo. Diez años después, España ha incrementado su presencia en mesas finales hasta alcanzar los 32 finalistas... pero ninguno ha logrado repetir la hazaña de Adrián. Los datos, simplemente, hablan por sí solos. De los 12 países que han logrado al menos 30 asientos en mesas finales del Main Event, España es el que peor ratio de conversión presenta. Muy lejos quedan los Países Bajos, que coronan a uno de cada cinco finalistas, o la maquinaria alemana, que es la más próxima a ese  nivel de eficacia.

Pero eso, quizás, solo añade más brillo a lo que logró aquel chaval madrileño bajo las luces de la Salle des Étoiles...

Mateos Montecarlo

Ratio Ganadores / Finalistas por país

País Ganadores Finalistas Ratio de victoria
Países Bajos 8 37 21,6%
Alemania 17 95 17,9%
Inglaterra 16 100 16%
Dinamarca 7 44 15,9%
Estados Unidos 18 119 15,1%
Suecia 10 68 14,7%
Canadá 7 52 13,5%
Francia 10 89 11,2%
Noruega 3 36 8,3%
Rusia 5 63 7,9%
Italia 3 65 4,6%
España 1 32 3,1%

La tabla comprende las estadísticas desde el primer EPT (Barcelona Open 2004) hasta el último disputado (EPT Praga 2024)

El farol que condenó a una leyenda

montecarlo

En la última temporada de En La Mente de un Pro hemos visto a un Adrián en todo su esplendor elaborando todo tipo de jugadas, pudiendo adentrarnos como espectadores en un thinking process de otro nivel. Pero es muy difícil encontrar, entre sus millones de manos jugadas y que hemos tenido la suerte de presenciar, una tan impactante como el farol que firmó ante Johnny Lodden hace diez años. Una mano espectacular que tuvo lugar el mismo día que Adrián levantó el título, con tan solo cuatro jugadores restantes, que ha pasado a los anales de la historia del póker como una de las más icónicas, analizada por grandes jugadores e incluso por coaches mentales hasta la saciedad. De hecho, hace unos años analizamos la mano en detalle en nuestra web de la mano de Guillaume Díaz, donde puedes repasar toda la secuencia, diseccionada calle por calle y con los stacks de los jugadores visibles.

Indaguemos un poco en su figura. ¿Quién era Johnny Lodden? A sus 29 años, el noruego ya contaba con una trayectoria envidiable tanto online como en vivo. Tras años peleando codo a codo con la élite en ambos terrenos, su hábitat natural eran los Main Events del European Poker Tour, donde se movía como pez en el agua: 19 ITMs, 9 veces dentro del Top 20 y 4 mesas finales. Y por si fuera poco, ya sabía lo que era acariciar el trofeo en el casino más magnificente de Europa, ya que dos años antes había acabado tercero en este mismo torneo. Un currículum digno de un auténtico tiburón que asustaría a cualquier mortal que osara sentarse junto a él en una mesa de póker.

montecarlo

Por desgracia para él, aquel día tenía enfrente a una fuerza emergente con un hambre voraz, en pleno proceso de convertir leyendas del póker en fieras domadas al son de su perspicaz juego. Lodden abrió ese par de cincos con una sonrisa ominosa, minutos después, su rostro encendido se alzaba hacia el cielo dorado del casino, lamentando una de las decisiones más duras de su carrera. Frente a él, Adrián volcaba su farol sobre el tapete con una mezcla de alivio, rabia contenida y el vértigo del que acaba de cruzar una frontera invisible.

Ese fue el principio del fin. Pocos instantes después, el noruego caía eliminado tras un cruel bad beat frente a Muhyedine Fares, despidiéndose así del título ante una nueva oportunidad. Pero aquella mano selló un antes y un después. En los diez años que han pasado, apenas le hemos vuelto a ver por los tapetes, ni mucho menos acercarse a las rondas finales del torneo fetiche que nunca pudo llegar a coronar. Esta mano me va a perseguir por mucho tiempo admitió en una entrevista posterior. Profecía autocumplida, Mr. Lodden.

“En aquel momento confié mucho en mi lectura y fue adecuada. Si la mano pasa ahora seguramente hubiese sido diferente, pero al final se trata de eso, de confiar en tus lecturas e ir a por ella.”  Estas palabras de Adrián reflejan a la perfección cómo una mano, en apariencia inofensiva y nacida de una sonrisa desenfadada, puede terminar por convertirse en una batalla mental de alto voltaje entre dos mentes prodigiosas. Muy lejos de los caminos pautados por el GTO, esta mano se ha erigido con el paso del tiempo en una auténtica oda al instinto, a la lectura y a la determinación, cualidades esenciales para regalar al espectador el arte del póker en su forma más emocionante, libre de corsés teóricos. Porque si bien hoy dominan las matemáticas y el equilibrio, también es cierto que, en su exceso, pueden sofocar la creatividad, bloquear el juego del gato y el ratón que tanto nos fascina y que esta mano elevó a su máxima expresión.

Montecarlo

El lenguaje gestual de ambos jugadores quedó grabado para siempre en la historia de este deporte por múltiples razones: por su carga emotiva, por su simbolismo, por el momento del torneo, por la dimensión de sus trayectorias, y por el corazón encogido de los allí presentes, aún incrédulos ante lo que acababan de presenciar: el instante exacto en que un joven de 20 años decidió que el respeto no se pide, se gana. Que las leyendas también dudan. Que el póker, en su forma más pura, es un juego de almas más que de cartas.

Y aquel día, en la Salle des Étoiles, la de Adrián brilló con más fuerza.

El legado de Montecarlo, diez años después

Entre los muchos premios acumulados por Adrián en su carrera, el de Montecarlo ocupa el puesto 7 en cuanto a ganancias totales en la actualidad. A pesar de que este premio permaneció durante cuatro años como su mayor récord en vivo, su valor económico se ha visto ampliamente superado por los resultados obtenidos en eventos High Roller durante unos últimos años meteóricos. 

Montecarlo

Tanto es así, que su primer puesto en Nassau en 2019 fue desbancado por los imponentes 3.265.000 $ que logró en el Super High Roller #82 de las WSOP de 2021, el cual constituye su segundo mayor premio a día de hoy.

Pero existe una explicación razonable: el buy-in medio de esos torneos es casi 13 veces superior a los 10.600 € que le costó a Adrián su participación en aquel EPT. El auge de los High Rollers en los últimos años ha sido imparable, trayendo como consecuencia el incremento masivo de los premios garantizados y festivales enteros dedicados a ellos, generando un gran impacto entre los mejores jugadores del planeta. Esto, inevitablemente, ha afectado a la percepción de un torneo tan mítico como el Main Event y su influencia en el calendario.

“A nivel personal, la importancia del Main del EPT ha cambiado. A nivel económico, son los torneos más baratos que juego en todo el año. Antes era el torneo más caro y uno de los más importantes, ahora ha cambiado bastante. Eso es bueno para mi porque significa que mi carrera ha crecido mucho”.

Es importante tener en cuenta que, en aquella época, el buy-in del Main Event era el doble que el actual. Por lo que es normal que Adrián considere que los 5.300 € que cuesta hoy constituyan uno de los buy-ins más bajos dentro de su calendario habitual de torneos.

Sin embargo, más allá de los números, la victoria en Montecarlo representó un notorio cambio para su trayectoria, pues fue el primer gran pilar sobre el que se construyó su carrera como uno de los jugadores más temidos del mundo. Y es que no se trata solo de la cantidad de dinero que se gana, sino, como hemos revivido en este artículo, del contexto, de la reputación y de lo que significa ganar en ese escenario. Fue el torneo que, más allá de las mejoras que aún faltaban por añadir, y que la fueron perfeccionando con el paso de los años, lustros y ya podemos decir que una década, marcó la creación de "La Máquina".

“Este torneo tiene un nivel especial más allá del dinero. Para mí es un sentimiento especial de querer ganar el segundo EPT. Es un objetivo que tengo y es complicado porque juego menos que antes, juego menos paradas, hay pocas oportunidades, pero lo intentaré porque es un torneo que me gusta mucho."

Montecarlo

El Main Event del EPT de Montecarlo es un torneo que, aunque hoy no ocupa el mismo lugar en su agenda que hace una década (cuando representaba su Everest particular), sigue conservando para él un aura única. Porque hay cosas que no se desgastan con el tiempo: las ganas, la ilusión, el magnetismo de la Salle des Étoiles… siguen intactos, como si el reloj se hubiera detenido en aquel glorioso mayo de 2015.

Con todos estos ingredientes, podemos imaginar lo que supondría una segunda victoria de Adrián en este escenario. No solo sería otro hito para una carrera ya legendaria, sino un nuevo capítulo inolvidable en la historia del póker español. Porque no se trata solo de cartas, premios o rivales: se trata de legado, de pasión, de escribir la historia donde empezó a forjarse el mito.

Como bien apunta, cada vez quedan menos balas en la recámara, y el foco de atención puesto en otras cimas, pero de lo que estamos seguros es que aún queda tiempo y nivel de sobra para lograrlo. Porque nos lo sigue demostrando. Y porque si hay alguien capaz de hacerlo, de desafiar las probabilidades una vez más, ese es Adrián Mateos. Nuestra máquina. Nuestro campeón.

Jonás Fernández.

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Jonás Fernández

En el póker y en la vida, cada jugada cuenta.