[Blog] Mi vía de escape
dentroFalta poco para que acabe octubre y ya casi se cumplen siete meses desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificase como epidemia la Covid-19. La famosa "segunda ola" asoma la cabeza en el momento que escribo estas líneas y nadie sabe cuándo parará.
Hasta ahora, he analizado el póker con las gafas de jugador profesional. Para mí el naipe siempre ha sido una competición, un desafío personal, una forma de cubrir mis necesidades y las de mi familia, así como un medio para expresarme. La crisis sanitaria me ha hecho centrarme en el aspecto lúdico del juego y darme cuenta de hasta qué punto la diversión es importante para nuestra sociedad.
Durante el confinamiento nos vimos privados de nuestros principales vectores de divertimento. Un periodo marcado por el miedo y la ansiedad durante el cual he sido muy afortunado de contar con el póker en mi vida. Mientras todo o casi todo se paraba, el póker online vivía una explosión, convirtiéndose así en una vía de escape para ocupar mi tiempo y alma, pero manteniendo la misma filosofía: seguir mejorando.
Lo mío y el póker fue amor a primera vista. El clásico No-Limit Hold'em, el Deuce to Seven, el Stud en todas sus formas, incluso los formatos más extravagantes como el Badacey. ¡Nunca le hice ascos a ninguna variante! Sin embargo, hasta hace poco no me había parado a pensar en el impacto tan positivo que el póker (y otras actividades similares) podría tener en nuestro día a día. Los medios no suelen destacar este aspecto, pero lo cierto es que nuestro juego preferido ha echado un capote a mucha gente para sobrellevar mejor este 2020, ¿o no?