[Blog] El placer de leer
Hoy me gustaría tratar un tema que siempre me ha traído de cabeza: la lectura. Nunca se me ha dado bien abrir un libro. La prueba es que hasta mis veinticuatro primaveras tan solo había terminado cuatro o cinco obras, incluyendo dos Poker Harrington, El juego mental en el póker y el libro de mi preparador Pier Gauthier. No era una cuestión de ganas, ya muchas veces las compraba y las dejaba en las estanterías de mis padres como adorno. Por lo visto es algo que le pasa a mucha gente.
¿Pero qué me impedía disfrutar del placer de la lectura? Más allá del hecho de haber crecido en la generación de los videojuegos, a los cuales le he dedicado bastantes horas, lo cierto es que la explicación es bien sencilla: los libros me aburrían. Eran lentos, no tenían imágenes y había que tirarse un buen tiempo para avanzar. De hecho, raro era el día en el que no me dormía al cabo de veinte minutos de concentración. Prefería los cómics y los mangas, más visuales y rápidos de leer.
Al cumplir veinte años me di cuenta de que la cosa era más grave de lo que parecía. Me sentía mal de querer leer libros y no poder al ver todas las páginas. Había muchas cosas que me interesaban (biografías, novelas, libros sobre psicología, tratados de sociología…), pero no me atrevía a lanzarme. Cada año me fijaba el objetivo de terminar dos o tres libros, pero rara vez paaba de la 150ª página. Me sentía impotente. La típica situación en la que por muchas ganas que le pongas no llegas a nada. Hasta el punto de darla por imposible.