El seminario anual del Team Winamax tuvo lugar a finales de marzo. Este año, el entrenador había decidido reunir a todo el equipo en Málaga para permitirnos reunirnos y prepararnos lo mejor posible para los grandes eventos que se avecinan en Montecarlo para el EPT y en Las Vegas para las WSOP este verano.

En cuanto a la elección del hotel, enhorabuena al entrenador que no se burló de nosotros. Era un sitio muy agradable, por no decir otra cosa. En cuanto al tiempo, sin embargo, creo que le engañaron de verdad: ¡era pura publicidad engañosa! Nos habían asegurado que no habría ninguna posibilidad de lluvia a finales de marzo, ya que llueve cuatro días al año. El resultado: diez grados, viento, lluvia, en resumen, una tormenta durante cuatro días. La varianza del tiempo no estaba a nuestro favor.

Aparte de este pequeño detalle meteorológico, puedo asegurarte que este seminario fue impecable. He disfrutado de todas y cada una de las actividades en las que hemos participado. Las actividades deportivas, las sesiones de coaching mental, las sesiones de teoría del póker y las comidas que compartimos con el Team fueron muy divertidas. Y aunque aprecié mucho las reseñas de torneos presentadas por Adrian y Joao, que sin duda tienen un valor incalculable, hoy me gustaría hablarte de una ponente que nos conmovió a todos de una forma u otra.

La nueva exploradora

Hemos tenido el placer de dar la bienvenida a Sarah Marquis. Puede que su nombre no te suene, pero es una figura emblemática en el mundo de la exploración. Conocida por sus expediciones en solitario por algunas de las regiones más remotas y salvajes del planeta, ha recorrido miles de kilómetros por terrenos a menudo muy hostiles e inhóspitos. Sus expediciones suelen prepararse con antelación a lo largo de un año, antes de que salga a pie con su pequeño carro cargado con lo estrictamente necesario para sobrevivir. Recorre entre 4.000 y 14.000 km por expedición, cada una de las cuales dura varios meses.

¿El objetivo de sus expediciones? Satisfacer su sed de aventura, su necesidad constante de estar en contacto con la naturaleza, pero también el deseo de superar sus propios límites en todo momento, a pesar de los peligros que puedan surgir. Cada expedición que emprende es una prueba de fuerza física, mental y emocional, en la que tiene que enfrentarse a obstáculos imprevistos y superar retos que pueden parecer insuperables. Ya se trate de cruzar un río infestado de cocodrilos o de encontrar unas gotas de agua en medio del árido desierto australiano durante una sequía, debe demostrar una determinación inquebrantable y una capacidad de resistencia y adaptación ante los retos más extremos.

Las similitudes con el póker son evidentes. Hay que tomar decisiones estratégicas rápidas, gestionar eficazmente los recursos disponibles y mantener la calma y la concentración, incluso en las situaciones más estresantes. El más mínimo error puede ser fatal. Afortunadamente, en el póker solo nos jugamos la supervivencia en el torneo, pero los mecanismos y recursos implicados son muy similares. Cada mano, como cada situación de supervivencia, presenta nuevas circunstancias que analizar, y requiere una evaluación constante del entorno, los riesgos y las oportunidades, para tomar la decisión correcta. Sarah Marquis pone en práctica estos principios a través de su práctica de exploración, en la que cada decisión que toma se basa en una sólida comprensión y un profundo conocimiento de su entorno y de sus propias capacidades. Del mismo modo, los jugadores de póker utilizan sus conocimientos técnicos para tomar las mejores decisiones posibles y maximizar sus posibilidades de éxito.

Vivir para sobrevivir

La gestión de los recursos -un aspecto fundamental de la supervivencia, ya que hay que administrar las provisiones, el equipo, el cuerpo y las capacidades físicas para garantizar que se puede superar la expedición con la mayor seguridad posible- es igual de importante para el aficionado al naipe. Los jugadores de póker deben ser capaces de maniobrar su stack lo mejor que puedan en las distintas fases del
torneo. Debe dominar los parámetros bajo su control, o arriesgarse a ser eliminado. Y ante los peligros que puedan presentarse, el explorador debe mostrar una combinación de aceptación, ingenio y adaptación para superar los obstáculos que se interpongan en su camino.

Sarah Marquis nos explicó la importancia de permanecer en el momento a pesar del dolor de una clavícula partida en dos tras una mala caída, para no renunciar al objetivo final. Al igual que Sarah, los jugadores de póker deben ser capaces de adaptarse a situaciones cambiantes, modificar su estrategia en función de nuevos parámetros y aceptar aquellos que no pueden controlar, como la varianza (que sigue siendo menos dolorosa que una clavícula partida en dos). También deben ser capaces de mantener la calma, sin perder de vista su objetivo final. La resistencia y la adaptabilidad son, por tanto, cualidades esenciales tanto en el mundo de la exploración como en el del póker.

Me conmovió especialmente este enfoque de la vida, esta resiliencia, pero también la lucidez y la introspección llevadas al extremo que emanan de Sarah Marquis. Su necesidad de vínculo y conexión con la naturaleza, que a menudo tendemos a olvidar porque nuestras vidas son tan agitadas e implacables. Es una combinación de cosas que nos recuerda que a veces es esencial volver a las cosas sencillas si queremos disfrutar plenamente de la vida.