[Blog] La 'Máquina' ya no está oxidada
Por Torneos Live
dentro¡Hola a todos!
¿Qué tal estáis? ¿Cómo está yendo este final de año para vosotros? El mío no está yendo nada mal, como seguramente ya sabréis, y precisamente ese es el tema que quiero abordar en este último blog que escribo en 2019.
Acaba de terminar para mí el último gran festival del año, el European Poker Tour de Praga, y me voy con un gran sabor de boca, no solo porque los resultados han acompañado, sino porque en los últimos dos meses he conseguido darle la vuelta a una situación complicada para mí que para cualquier jugador de póker es incómoda, y más para alguien tan competitivo como soy yo.
Como ya sabréis, en noviembre conseguí dos grandes resultados en Bahamas, ganando el 25.000 $ Super High Roller y el Evento Principal de la Caribbean Poker Party. En cualquier otro momento de mi vida estos resultados hubieran sido suficientemente importantes como para estar muy contento y satisfecho, pero por el momento en el que llegaron, fueron dos resultados especialmente significativos para mí.
Ya lo dije en alguna otra entrevista y no quería dejar pasar la oportunidad de dejarlo también aquí plasmado. No vamos a ocultar la realidad ni voy a intentar fingir que era algo que no me estuviera afectando, más allá de los términos económicos que cualquiera puede entender e imaginar. Las cosas en 2019 no estaban funcionando para mí como a mí me gustaría. Los resultados no acababan de llegar, y eso era algo que estaba empezando a afectar a mi ánimo. Afortunadamente, cuando jugaba online sí iban acompañando los resultados, conseguí varios premios importantes que mantenían mi ánimo en un nivel "normal", pero cuando vas a los festivales, recorres todo el mundo y juegas tantos torneos como yo suelo jugar, quieres que también en vivo los resultados acompañen, y no lo estaban haciendo.
¿Qué faltaba? ¿Estaba haciendo algo mal? ¿Se me estaba escapando algo en lo que todavía no hubiera reparado? La verdad es que eran preguntas que me hacía, y no conseguía encontrar una explicación, porque mis rutinas, mis formas de afrontar los torneos y mi estilo de juego eran los mismos de siempre, e incluso mejores. Cuando no estaba viajando por el mundo, seguía estudiando, trabajando en mi juego, compartiendo mis conocimientos con mi círculo más cercano, lo que me hacía sentir más preparado que nunca, pero los "deep-runs" no acaban de llegar. Por suerte, en Bahamas esa tendencia cambió.
¿Faltaba esa pizca de suerte que a veces hace falta? Tal vez. No voy a decir que la suerte no sea un factor a tener en cuenta en el póker, aunque los que me conozcan saben que siempre intento fijarme en el largo plazo y evitar fijarme metas cortas, pero de nuevo, cuando las cosas no salen como uno busca, siempre acaba buscando explicaciones hasta debajo de las piedras. Yo no soy una excepción, aunque algunos puedan pensar que las cosas no me afectan.
Además, normalmente me muevo en un ambiente tan sumamente competitivo (como yo lo soy) que las cosas se deciden por mínimos detalles. Tal vez la suerte era ese detalle que a lo largo de 2019 faltaba que acompañara. De ahí que la sensación en Bahamas, cuando gané esos dos torneos, fuera tan satisfactoria.
Ya ganar el 25.000 $ High Roller fue una sensación maravillosa, casi de alivio diría yo, pero lo que vendría solo unos días después fue la hostia. Ganar el Evento Principal no solo fue especial por lograr otro premio millonario (que siempre ayuda, lógicamente), sino también por medirme a casi 1.000 jugadores, algunos de perfiles profesionales y otros no tanto, y porque volví a recordar sensaciones que no vivía desde que gané el Evento Principal en Montecarlo, allá por 2015.
Además casi todo lo recogieron las cámaras de En la mente de un Pro, por lo que seguro saldrá buen material de ahí, aunque ya os avanzo que habrá que tener paciencia, porque diría que esos episodios no estarán listos hasta la segunda mitad de año. Tendré que viajar a Paris para grabar mi voz, hay que editarlos, etc, etc... Un buen jaleo, vamos.
Bahamas acabó, y ya fue una gran forma de poner el año en positivo y quitarme esa sensación de angustia que no conseguía quitarme. Vine a Praga con intención de que la racha siguiera y ¡vaya si ha seguido! Primer torneo que jugué en Praga y otra victoria a la saca. ¡De locos! ¡Tres torneos seguidos ganados a una sola bala cada uno de ellos! ¿Sabéis lo complicado que es?
El 10.000 € High Roller que abría aquí el festival no fue muy grande en cuanto al field, al fin y al cabo es uno de esos torneos en los que todavía muchos jugadores no han llegado a la ciudad, pero a mí me sirvió para confirmar que estaba de buenas y sumar otro premio de seis cifras. El run era real, había que intentar aprovecharlo. Todavía quedaba otro buen resultado por llegar con el que cierro el año.
Entré en el día 2 del 50.000 € Super High Roller porque el día anterior estuve jugando online desde mi habitación en el hotel, pero como en el día 1 se jugaron pocos niveles y al día 2 se podía entrar todavía con más de 60 ciegas, no me importó demasiado. Primer nivel de juego, y ya me doblé. A partir de ahí, un día casi inmejorable que me hizo llegar líder a la mesa final. ¡Líder!
Me aseguraba ahí otra caja importante, pero quedaba pelear por los más de 700.000 € que había esperando al ganador. No me voy a quejar a estas alturas, después del run que llevo últimamente, pero lo cierto es que la mesa final no fue demasiado bien. Todo salió al revés, principalmente porque Jean-Noel Thorel fue doblando a todos mis rivales a excepción de a mí, y claro, cuando en frente tienes a jugadores tan buenos como O'Dwyer, ElkY o Chidwick, darles esa ventaja es prácticamente letal.
Al final, tercera posición y más de 300.000 € de premio para seguir sumando, para seguir con la motivación a tope y para, ahora sí, cerrar el año 2019 con muy buen sabor de boca. De lo de Stephen Chidwick, mejor ni hablar. Seguramente sea el mejor jugador del momento, algo que no digo yo, lo decimos prácticamente todos los que solemos jugar habitualmente contra él. Fue quien me eliminó del Super High Roller y quien acabó ganando, supongo que merecidamente.
Con el EPT de Praga ya acabado, es hora de pasar unos días en casa, en familia, con amigos y con seres queridos, todos ellos a los que tengo ganas de ver y poder así no solo celebrar las Navidades, sino también estos últimos resultados cosechados en las últimas semanas.
Quiero aprovechar esta ocasión para agradecer todas las palabras de ánimo y felicitaciones que he recibido en las últimas semanas, la mayoría a través de las redes sociales. Son cosas que ayudan a seguir peleando por dar el 100%, lo cual no va a cambiar.
¡Un saludo a todos y esperemos que 2020 empiece igual que acabó 2019!
¡Felices fiestas!