[Blog] La fruta de la pasión
dentroEso dijo una amiga mía después de unos minutos de escucharme hablar sobre cómo he estado viviendo mi vida en los últimos años. Me sorprendió su comentario porque, desde hace una década, mi realidad ha sido diametralmente opuesta. Para mí, no hay nada mejor que trabajar sin obligaciones, sobre todo si se trata de mi pasión. No veo que el tiempo pase, no cuento las horas y la sociedad parece premiar a los que dedican mucho de su tiempo a su trabajo. Siempre había relacionado el trabajo con algo negativo en mi cabeza y el juego con algo positivo. Aquí las dos nociones están vinculadas, y me parece perfecto.
No obstante, cuando le digo a mi abuela que voy a jugar unas semanas antes de irme de vacaciones, veo que no me toma tan en serio como cuando mi hermano le dice que va a trabajar hasta Navidad, cuando puede tomarse unos días libres antes de volver a currar. "Entonces, Romain..., ¿cuándo vas a sentar la cabeza? Nunca podría haber llevado la vida que tú llevas; siempre de aquí para allá", escucho a menudo. Una parte de mí quiere responder que los tiempos han cambiado y que hoy en día es mucho más fácil realizar una serie de trabajos que no existían en los años 50, pero otra parte de mí empatiza con mi amiga y mi abuela y me doy cuenta de que, probablemente, no son las únicas que piensan así.
Trabajo, familia, póker
Ya he vivido un pequeño tercio de mi vida como jugador profesional. Mi visión de la vida y del juego, además de mis objetivos profesionales y personales, se ve a menudo desafiada y cambia con el tiempo. Es un poco inquietante y gratificante a la vez, y uno de los beneficios es que realmente estoy a cargo de las decisiones más importantes de mi vida.Al principio era bastante simple en mi cabeza. Tenía que elegir entre endeudarme durante unos años embarcándome en una escuela de negocios para la que estaba medianamente motivado o la oportunidad de darlo todo para convertirme en el mejor jugador de póker que pudiera ser y ganarme la vida con ello. La opción de apostar por el póker la tuve muy clara pronto: en el peor de los casos, volvería a estudiar con dos años de retraso. Nada definitivo. Fue mucho más complicado comunicárselo a mi familia. No lo veían nada claro. Dejar de lado los estudios... Al cabo de unos meses, estaban menos preocupados, pues al menos me habían avisado de los riesgos. Yo, por mi parte, ya había elegido.
Posteriormente, surgieron otras dudas. ¿Debía jugar-trabajar entre diez y once meses al año para poner a prueba mis límites y ser el mejor profesional que pudiera ser, o debía asentarme un poco más y mantener un ritmo constante con más descansos entre mi vida personal y profesional? Decidí seguir lo que tenía más sentido en ese momento, lo que me gustaba: el póker. A fondo. Me di cuenta de la pasión que despertaba en mí, no sólo el juego en sí, sino también el hecho de descubrir nuevos lugares y personas de todo el mundo a través de este trabajo. La emoción de las grandes victorias y los deepruns en los mayores torneos del mundo... Simplemente, hay que vivirlo.
Unos años después de mi debut, me doy cuenta de que he conseguido completamente mis objetivos iniciales: salir del sistema convencional que ofrece la educación escolar y el bachillerato y tener el máximo control sobre mis decisiones y acciones en la vida. Me siento feliz cuando pienso en el joven perdido de 18 años que se sentía culpable por no saber hacia dónde quería ir en la vida. Tal vez fue esta tensión la que me llevó a conseguir gran parte de mi éxito, pero los peligros que encontré en el camino siguen estando presentes. ¿Cómo puedo volver a modular mis objetivos?
Cabeza fría
En primer lugar, tengo que redefinir por qué juego. Para mí sigue siendo bastante sencillo: es mi trabajo, no conozco muchas formas de ganar dinero y la importancia del dinero se hace más evidente para mí año tras año. Eso está bien. Pero ¿qué es realmente el dinero? ¿Por qué quiero más y por qué no tengo más? Estas son preguntas que se pueden hacer a muchas personas diferentes, y estaría dispuesto a apostar que no habrá dos respuestas iguales. Pero cuando me hago estas preguntas, me doy cuenta de que no puedo dar una definición fácil. Intentémoslo.El dinero, para mí, es una especie de energía, un pilar de la sociedad. Una suerte de construcción humana, un lenguaje en el que estamos más o menos de acuerdo, pero mucho más psicológico que otra cosa. Estoy seguro de que es importante tener un mínimo de dinero para evitar el estrés de no tener suficiente, pero también estoy seguro de que el objetivo de tener lo máximo posible es malo. ¿Cómo sé lo que es bueno para mí? ¿Cuáles son mis objetivos? ¿Ser feliz es un objetivo o una forma de ser que se puede cultivar? ¿O es una mezcla de ambos? ¿Hasta qué punto están vinculadas mi vida profesional y mi vida personal, y qué importancia tiene esto? Cuando puedo trabajar 24 horas al día, 7 días a la semana, ¿cómo lo gestiono? ¿Cuál es la delgada línea que separa la profesionalidad del abuso?
Cuanto más me planteo estas preguntas de difícil respuesta, más me doy cuenta de que para mí, hoy en día, es importante diversificar mis actividades y pasar más tiempo fuera del trabajo. Si para el Romain postgraduado faltar a una sesión dominical parecía imposible y sobre todo contraproducente, hoy lo es un poco menos. Para otros, la verdad no es la misma que la mía, y eso es perfectamente aceptable. Al final se trata de libertad de acción. Si no me dicen lo que tengo que hacer, tengo que hacerme las preguntas adecuadas para asegurarme de que lo que hago tiene sentido para mí.
No tengo ninguna duda de que el póker es un juego increíble, una actividad que me llena. Estoy muy lejos de tocar mis últimas cartas, que nadie se engañe. He disfrutado de muchas experiencias extraordinarias gracias a la baraja francesa, pero creo que es importante, en un mundo en el que todo va a cien mil por hora, saber tomarse un descanso de vez en cuando para volver más en forma, más fuerte y más completo. Nadie te lo va a decir en el fuego de la acción, pero así es.
Se dice y se comenta
Hay otra cosa que me inquieta. ¿Por qué este juego está tan mal mal visto a los ojos del público en general? ¿Cómo es que hasta mi madre o mi abuela siguen preocupándose por mí cuando en mi mente he demostrado que no hay nada de qué preocuparse? Quizás la preocupación, el miedo y el riesgo se exacerban en una mente que ve la pérdida como algo mucho más grave de lo que es. Es cierto, el peligro está ahí. Mi trabajo es uno de los pocos que puede arruinar a alguien.Normalmente, si no eres bueno, te despiden o dejas la empresa, pero no pierdes tu calidad de vida. La idea de que todo puede desmoronarse da mucho miedo y las películas, los medios de comunicación y demás disfrutan amplificando ese miedo para vender más entradas o hacer más clics; porque el miedo vende, como podemos ver. Al fin y al cabo, nunca es el juego en sí lo que arruina a alguien, sino la persona en cuestión y su propia incapacidad para evaluar adecuadamente los riesgos que conlleva. Mi abuelo solía gritar al verme jugando con dinero ficticio en Internet cuando era adolescente: "Jura que nunca apostarás una libra a este juego". Pocas veces le había visto así, su preocupación por mí era más visible que nunca. Me estaba divirtiendo, y no veía qué había de malo en ello. Solo quería tranquilizarlo.
Sin embargo, yo no viví los meses en los que no tenía nada que comer cuando era joven porque su padre lo había quemado todo en el casino. No vi el daño real que puede producir el atractivo del dinero. Te mentí aquel día, abuelo, pero estoy seguro de que hoy estarías orgulloso de mí. La verdadera promesa que quiero mantener es que haré que el juego funcione para mí, y no al revés. Que voy a trabajar seriamente en la fina línea que separa la adicción de la profesión para estar lo mejor posible en mi cabeza. Sé que este trabajo puede revelar un lado oculto de nosotros mismos, antes desconocido y posiblemente perjudicial para nuestro bienestar, eso es obvio. Pero definir el juego en sí como peligroso es tergiversarlo. Estoy sentado en una silla jugando a un juego de cartas. Me parece que hay ocupaciones mucho más peligrosas. Ciertamente, el póker es peligroso, pero también es rico porque nos enfrenta a nuestro lado más vulnerable. Depende de nosotros saber utilizarlo para nuestro bien. El juego no debe utilizar nuestras vulnerabilidades para su propio beneficio.
Curiosamente, cuando miro hacia atrás en mi carrera, mis períodos más importantes de desarrollo personal llegaron cuando estaba experimentando mis mayores pérdidas. Por el contrario, los momentos de descanso y estancamiento llegaron cuando el dinero fluía. El juego es responsable de ser un juego. Tengo que ser el actor principal de mi vida, respondiendo a las situaciones que mi trabajo y mi pasión me ponen. Es una elección que comparto con millones de personas de todo el mundo que deciden convertir su pasión en un trabajo. Es una elección que me encanta y que acepto... ¡de momento!
Este trabajo, este juego o esta competición permanente me llevan a mi último gran mes de torneos en vivo del año: a Aranjuez para la apertura del WiPT España, luego a Chipre en noviembre (¡por primera vez en mi vida!) y finalmente a Las Vegas en diciembre para el WPT World Championship. Es un programa muy emocionante. Espero conseguir buenos resultados y colocarme como el Mejor Jugador Francés del año. No va a ser fácil, pero creo en ello. ¡Nos vemos pronto!
¡Síguenos!