[Blog] La cabaña en el bosque
Por General LIFE STYLE
dentro¡Antes que nada querría desear una muy buena entrada de año a todo el mundo! En esta ocasión me gustaría hablaros de un tema que no suelo tratar a menudo: mi contrato en Winamax. Tras el EPT de Praga volví a Périgord (Francia) para pasar las fiestas con mi gente. Aunque la idea era descansar y desconectar un poco, lo cierto es que tuve una agenda socio-familiar bastante intensa. ¡Es lo que tiene ver poco a los tuyos! El Fin de Año lo celebré con un grupo compuesto principalmente de artistas, con los que por raro que parezca compartía muchas cosas. Por ejemplo, me aseguraron que para ellos también era un calvario el tema laboral. Pero las similitudes no solo estaban en el plano laboral. Personalmente también tenían un estilo de vida parecido: trabajaban desde casa y en muchos casos por la noche, situación que implica un alto grado constancia, motivación, autonomía… De entre todos los temas que tratamos hubo uno que llamó especialmente la atención: ese momento en el adquieres un marco teórico sólido sobre tu domino, pero que no sabes hasta qué punto tienes que seguirlo a rajatabla, ya que conllevaría renunciar a tu estilo.
En este sentido, recuerdo que el diseñador de comics Manga me comentó que no encontraba el equilibro entre lo que él quería hacer y cómo se supone que debía hacerlo. Por lo visto, tal era el desafío que el editor llegó a comentarle que había bastante margen de mejora en su trabajo, algo que él mismo sabía. En cuanto escuché su historia me vi reflejado. Tracé un paralelismo entre lo que él aprendió en la escuela de diseño y mis conocimientos sobre optimización del juego (Game theory optimal, en inglés). Ambos nos veíamos limitados por factores teóricos. La conversación continuó por los mismos derroteros y los dos convenimos en la importancia que juega la diversidad en el entorno más inmediato. Hacer frente a dificultades y poder aprender otras personas es esencial, incluso cuando creemos que partimos de puntos diferentes.Into the wild
Días más tarde decidí irme a pasar unos días solo en una cabaña que daba a un lago (foto). Sin electricidad ni móvil, solo me servía de madera para entrar en calor. Ya hacía un tiempo que le daba vueltas a esta ocurrencia. La idea de aislarme para poder concentrarme y experimentar los efectos del móvil en nuestras vidas me parecía atractiva, pues durante los últimos meses me di cuenta que estar todo el día conectado penalizaba mi productividad.Y no me equivocaba. Estas jornadas que pasé en soledad me permitieron pasear, leer, respirar aire libre y, en definitiva, escucharme. ¡Qué gozada! El tiempo lo ocupaba leyendo libros, trasteando con mi tableta Kindle (la única forma de saber la hora) y repasando mis cuadernos sobre japonés. Día tras día notaba cómo mi cuerpo se iba habituando a un ritmo de vida más pausado. Todo era calma. Todo era sosiego. De hecho, una de las cosas que más llamaron mi atención fue que una casa sin electricidad… ¡cuando se va la luz fuera también se va dentro! Sé que puede parecer obvio, pero a las 17:30 h, cuando el sol se había ido, no era tan fácil orientarse con linternitas. Aunque no hay mal que por bien no venga. Con todo y con eso pude leerme tres libros y reflexionar sobre mi vida, tanto personal como profesional. Lo primero que hice al encender el móvil fue eliminar todas las aplicaciones sociales. Tan solo conservé los servicios de mensajería. Por increíble que parezca en esos cuatro días no pasó nada importante en este mundo, así que hoy por hoy sigo sin ellas.
El fin que persigo con esta “desconexión digital” es facilitar el establecimiento de los objetivos para la temporada que comienza. No las detallaré, pero más o menos son las siguientes. Hay tres cosas en las que me quiero concentrar este año. La primera es el póker. En esta línea intentaré aprender de mis errores y corregir mis leaks (puntos débiles). Para ellos será fundamental que revise mis partidas. Tengo mucho material de este tipo. ¡Ahora solo me falta sentarme a verlo! En términos financieros me gustaría alcanzar 100 k de beneficio neto al final del año. Ni más ni menos.
Manos a la masa
Mis otros dos objetivos son más personales y, sobre todo, ligados a mis aficiones. Mejorar mi japonés será una de mis prioridades, pues tengo por meta sacarme el examen N3 al final de la temporada. Con él podré certificar ser capaz de desenvolverme en un contexto social. No será fácil y estimo contar con un 50 % de posibilidades de lograrlo. Ahora bien, no podemos olvidar que el simple hecho de ponerme manos a la obra ya es positivo. Le dedicaré dos horas por día en enero y febrero que no afectarán ni a juego ni a mi descanso. Por cierto, si ya habéis pasado el examen y tenéis consejos…, ¡soy todo oídos!Por último, quiero aprender a hacer pan. Sí, como lo oís. No sé si lo sabéis, pero este alimento primario es más variado de lo que parece. ¡Y es también fascinante! Además, mi familia cuenta con un verdadero horno de leña. Algunos estarán pensando que es una chorrada. Bueno, depende de cómo te lo tomes. Para mí el oficio de panadero es un arte en sí. Ya me he leído Tratado de una panadería de levadura (Traité de boulangerie au levain, en francés). Ahora solo queda ponerme manos a la masa a partir de febrero. De nuevo hago un llamamiento a la comunidad de panaderos. ¡Sugerencias, por favor!
Ah, se me olvidaba, con respecto a mi continuidad en el seno del Team Winamax tengo buenas noticias: ¡yo también me quedo!