Hola a todos, espero que vuestro verano esté yendo bien. Hace tiempo que volví de las WSOP 2023, donde no me fue tan bien como esperaba. Así que no es de eso de lo que voy a hablar en este nuevo blog, sino de una conversación que tuve hace poco en un bar de Burdeos con un colega que tenía muchas preguntas sobre mi trabajo en los últimos años.

Creo que después de todo este tiempo contándoos las diferentes facetas de mi evolución en el póker, todo el mundo ha entendido ya que se trata de un trabajo de verdad. Sin embargo, quedan otros para los que el póker sigue careciendo de ciertos criterios esenciales que lo convertirían en un trabajo "de verdad". De hecho, incluso después de diez años en el juego, todavía me cuesta llamarlo "trabajo", dadas las connotaciones negativas asociadas al término. Pero eso es algo de lo que ya he hablado en blogs anteriores.

Volvamos a la conversación con mi amigo. Su pregunta era sencilla: ¿cómo puedes planificar a largo plazo (como hace la gente con un contrato indefinido) en un trabajo que puede hacerte perder dinero? Y añadía: por supuesto, el póker es un juego de azar combinado con habilidad, pero como puede acarrear grandes pérdidas económicas, hacer depender tu sustento de la suerte en las cartas es arriesgado y financieramente irresponsable. Aquí, por supuesto, es donde discrepo. En lugar de medir los riesgos y saber si son razonables o no, se nos enseña a no correr ningún riesgo. Si no sabemos medir un riesgo, tendemos a decir que es culpa del juego o de otra cosa. Pero la realidad es que el riesgo nos pesa mucho.

Un trabajo con los riesgos calculados

Hay algo que siempre he defendido. Al comienzo de tu vida profesional, cuando estás ganando dinero para tu futuro, es mejor asumir grandes riesgos. Porque cuando seas mayor tendrás más responsabilidades, por lo que tienes mucho más que perder. Por ejemplo, durante mis últimas WSOP, cuando mis decisiones en términos de riesgo no dieron resultado, fue importante para mí no mostrarme resultadista y aceptar la derrota con la cabeza bien alta. Sobre todo porque los riesgos estaban calculados y yo estaba dispuesto a aceptar las consecuencias. En este punto, creo que mi colega asentía con la cabeza sólo para complacerme. Aunque en realidad, pensaba que me había vuelto loco.

A continuación, pone sobre la mesa un nuevo argumento: la falta de Seguridad Social. Me recuerda que los jugadores profesionales de póker no suelen disfrutar de prestaciones sociales como seguro médico, vacaciones pagadas o planes de pensiones, y añade que esto puede percibirse como precario en contraste con los empleos tradicionales.

De acuerdo, por qué no. Sé que en Francia nos gusta presumir de tener la mejor Seguridad Social del mundo. Por mi parte, si tengo la suerte de vivir hasta los 60-70 años, soy consciente de que tendré que ahorrar algo de dinero, porque no podré depender del Estado. Pero este hecho no me importa. Es otra historia más de riesgo y recompensa. La realidad es que hoy en día nadie ahorra dinero para la jubilación. Ese dinero se está usando para pagar las pensiones de hoy, y nos han metido en la cabeza que el bucle no acabará nunca. Así que en lugar de confiar en los políticos y en sus decisiones, a menudo a corto plazo, prefiero pensar que las finanzas de mi vida no son asunto de nadie más que mío. Tenga 20, 40 o 70 años, no quiero depender de nadie más que de mí mismo. Cuando tenga 75 años, si no he ahorrado suficiente dinero en los últimos cincuenta años, tendré que subirme a un coche y hacer algún trabajo poco rentable para mantenerme. Acepto el riesgo y pagaré las consecuencias.

Aportar a la sociedad: ¿es posible?

Su siguiente argumento, sin embargo, me dejó perplejo. Sin estar del todo confundido, califica el póker de actividad no productiva, añadiendo de pasada que no otorga el mismo respeto a quienes hacen de él su profesión. En su opinión, la ausencia de contribución social es un problema, porque los jugadores de póker no crean directamente bienes o servicios útiles para la sociedad. Y esto puede percibirse como menos valioso que las profesiones que contribuyen activamente a la economía y al bienestar colectivo.

Respondí, pero enseguida me di cuenta de que mi defensa no era realmente válida. Dije algo así como "Somos ocho mil millones en la Tierra, ¡hay suficiente para todos!". En realidad, lo que más me molesta es este último punto, que pone de relieve una de las facetas que menos me gustan de este trabajo. Si yo gano, otro pierde. La creación de valor es inexistente. En inglés decimos "It's a sum 0 game", es decir, sumamos todo el valor creado y restamos todo el valor perdido. Al final, acabas con 0. Esto es aún más evidente con el rake. Por eso, no creo que me dedique de forma profesional a esto el resto de mi vida.

Sin embargo, sí que considero que esta profesión es un trabajo de verdad, ya que requiere habilidades estratégicas, psicológicas y matemáticas, así como gestión del riesgo. Muchos jugadores profesionales de póker consiguen ganarse la vida de forma responsable y ética, utilizando sus habilidades para tomar decisiones informadas durante las partidas. Como en cualquier profesión, el éxito en el póker depende de la disciplina, la perseverancia y el talento del jugador. 

Es más, por lo general, las personas que ganan mucho dinero durante un periodo continuado suelen dedicar su tiempo y sus ganancias a ayudar a los demás. Pienso en particular en Patrick Leonard, Fedor Holz y Bencb, que ofrecen un coaching basado en el desarrollo de su propio juego. También podría mencionar a Charlie Carrel o Igor Kurganov. Estos jugadores intentan realmente hacer el bien con sus ganancias, tanto dentro como fuera del mundo del póker. Por mi parte, puedo basarme en sus ideas e intentar hacer lo mismo por mí mismo.

Fue una discusión larga y animada, por lo que me pareció agradable poder defender nuestra pasión y aceptar que, para algunas personas, jugar es una cosa y trabajar es otra. En mi opinión, ambas cosas pueden mezclarse y me encanta esa realidad. Creo que sería bueno para mucha gente. Si todos sintiéramos que estamos jugando de alguna manera cuando trabajamos, ¡seguro que la vida sería un lugar mejor!

Gracias por leer, y nos vemos en directo en Bratislava dentro de unas semanas. Pero antes, estaré en París para grabar unos cuantos streamings en directo en septiembre.

Muchos besos y hasta pronto.