[Blog] Entrar en la zona
Por General
dentroCuando me siento a jugar al póker siempre intento hacerlo lo más concentrada posible. Es evidente que cuanta más atención seas capaz de prestar a todo lo que ocurre en tu mesa y cuanta más claridad mental tengas, mejores decisiones podrás tomar. Hay días en que te sientes pletórica, rebosante de motivación y con la mente despejadísima, en un equilibrio perfecto entre el hambre por ganar y la templanza del que sabe utilizar tanto su razón como su emoción para tomar decisiones óptimas. Sin duda, un estado mental inmejorable para desplegar tu mejor juego. Estás en control. Estos días todo fluye, y entrar en ese estado conocido como “la zona” parece incluso fácil.
Sin embargo, por momentos… es como que cuesta. Algunas veces las circunstancias hacen que te sientes en la mesa con una especie de neblina que no te permite estar al 100%, y lo sabes. Dormir mal, sentirte cansado, falto de motivación, tener preocupaciones relacionadas con otros temas… todos ellos son estresores que nos afectan y nos hacen perder la concentración.
Hasta ahí todos de acuerdo. Pero ahora tenemos dos opciones: resignarnos y aceptar que hay días que te levantas con buen pie y otros que no, o currártelo para identificar cuáles son los factores que dependen de nosotros y que nos llevan a sentirnos de una manera u otra. La resiliencia es una virtud magistral que deberíamos potenciar (aceptar que hay cosas que no siempre saldrán bien y crecernos ante la adversidad), pero antes de sacar pecho con tu resiliencia, asegúrate de que has puesto todo lo que está en tu mano. En otras palabras, no te resignes antes de tiempo.
Let it flow
Entrar en “la zona” y permanecer en ella no es casual. No hay jornadas en que te levantas con el potencial de acceder a ese estado mental y otras que no por arte de magia o ciencia infusa. Por eso es tan importante que nos conozcamos bien. Cuando empecé a jugar al póker flipaba porque había días que sentía que las horas se me pasaban volando, que captaba todos los detalles, que fluía, que la zona era mi estado natural. En cambio, otros me notaba espesa, despistada, perdía detalles importantes y me pasaba el rato buscando distracciones en la mesa como chequear las redes sociales por el móvil o empezar a pensar qué cosas necesito para comprarlas en Amazon (de mi adicción a Amazon podemos hablar en otro artículo). Cuando tenía el día lo valoraba y estaba encantada, pero cuando no simplemente pensaba que vaya mierda, y aceptaba que no era mi momento. Pero no iba más allá. Ahora sí. Ahora entiendo que no es baladí que haya partidas en las que entro en la zona de manera casi automática y otras en las que no lo consiga ni con calzador.
Para estar en ese estado de flow cada vez que juego un torneo necesito unos requisitos. Os voy a hablar de los elementos que me ayudan a mí y quizás os sirvan de guía, pero no son universales, ¡a cada persona le funciona algo distinto!
El primero es la motivación. Si no estoy hambrienta por ganar me resulta complicado entrar en la zona. Está claro que, como norma general, cuanto más haya en juego más te motivarás. Es algo lógico, pero no deja de ser una motivación extrínseca, es decir, lo que te hace vibrar es un factor que no depende de ti. Está bien aprovechar factores externos para lograr motivación extra, aunque eso nos quita control. En cambio, lo que realmente está en tu mano es desarrollar la motivación intrínseca (la que no aumenta por factores exógenos, sino que crece por desarrollar la actividad lo mejor posible). Si tu motivación es intrínseca, no te costará estar enchufado en una partida, en un torneo de buy in inferior a lo que juegas normalmente o en el Día 1 de un torneo de 5 días de duración. Estimúlate pensando que el objetivo es jugar lo mejor posible cada mano, lograr no perder el hilo de la mesa en ningún momento y anticiparte a jugadas de los rivales, aunque no estés en la mano. Si te centras en esto, todo irá de manera más fluida.
Aparte de estar motivada, también necesito sentirme bien física y mentalmente. La parte física la consigo haciendo deporte, no solo el día del evento, sino rutinariamente. Forma parte de mi estilo de vida y no me veo sin practicar deporte habitualmente porque no sería yo. Además, el ejercicio nos sube la autoestima y la autoeficacia (la confianza en la propia capacidad para lograr los resultados pretendidos, ¡el saberte capaz de algo es la mejor gasolina!), ambas habilidades son esenciales para jugar dándolo todo.
El descanso también es fundamental. Personalmente, sé que si no duermo nueve horas al día no rindo bien y me siento lenta, y consecuentemente me cuesta mucho más entrar en la zona. Por eso, durante los festivales de póker, a veces prefiero renunciar a un ratito de sociabilidad al acabar el día para asegurarme una buena sobada.
Me encanta cuidarme y eso también incluye la alimentación, aunque reconozco que el vino tinto es mi debilidad. Y soy consciente de que, si me tomo más de dos copas, por mucho deporte que haga o muchas horas que duerma, me pasa factura al día siguiente. Así que aplico la frase que leí a uno de mis divulgadores preferidos, Marcos Vázquez: “Puedes pagar el precio de la disciplina hoy, o el precio del arrepentimiento mañana. Generalmente el último es mayor”. ¡Por cierto, os recomiendo su blog de fitness!
I'm talkin' to me?
Por último, y esto es algo que he empezado a aplicar recientemente: me hablo a mí misma, pero me hablo bien. Se acabó el “hoy no es mi día”, “amanecí con el pie izquierdo” o el recurrente “es imposible ganar”, que a veces usamos al perder una mano. Recuerdo que el año pasado un día hablando con Steph, el coach que tenemos en el Team de Winamax, mientras tomábamos un café y yo me resignaba por el verano macabro que estaba pasando en las Vegas, me hizo ver cómo de inútil era lamentarme y adoptar una actitud derrotista. ¿Os suena lo de “no pienses en un elefante…”? Pues eso. Además, considero que lloriquear solo sirve para proteger nuestra autoestima y, a menudo, es una forma de victimismo, algo que detesto profundamente ya que entiendo que a largo plazo no nos hace ningún bien. Victimizarnos es una estrategia nefasta para manejar la ira, así como echar pelotas fuera sin asumir responsabilidades. Not good!
Con todo esto quiero decir que la gran mayoría de veces sí está en nuestra mano lograr ese estado de flow (ya sea con deporte, meditación, leyendo, escuchando música antes de sentarnos, bailando, paseando, escribiendo objetivos, hablándote a ti mismo…). A veces, el simple hecho de saber que estás haciendo TODO lo que está en tu mano para rendir al 100% ya te empodera y te permite sentarte en la mesa con una autoeficacia reforzada.
Haz un poco de introspección y averigua qué te permite entrar en la zona con más facilidad y qué acciones entorpecen este objetivo. Seguramente te darás cuenta de que podrías haber estado haciéndolo mucho mejor, pero en vez de justificarte o protegerte usa esta información para reventar las mesas a partir de ahora.
Y sobre todo cambia el chip: no hay torneos que motivan y otros no, hay estados de ánimo que lo hacen. Siempre podemos encontrar o crear razones para dar nuestra mejor versión en cualquier momento.
¡3,2,1… allá vamos!