[Blog] El verano en el que todo cambió

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Blog Romain Lewis

Durante las semanas que precedieron a mi magnífico verano en Las Vegas (860.000$ en ganancias por los nueve puestos premiados, tres de los cuales correspondieron a podios de las WSOP, NDLR), no paraban de hacerme la misma pregunta: «Romain, ¿ya te has bajado o sigues todavía en la nube?».  Por mucho que entendiera a lo que se referían, nunca sabía qué responder. A menudo me conformaba con asentir con la cabeza y sonreír antes de añadir: «¡Para nada! La verdad es que me encuentro bastante cómodo aquí arriba». Entre vivir sobre una nube llena de energía positiva rodeado de buenas vibraciones y de personas a las que quiero o descender a la tierra, donde a priori la vida sería más difícil, no tengo ninguna duda de cuál es la elección acertada. Por otro lado, hace más de dos meses que estoy en dicha nube. Mi abuela me ha recordado a menudo que eso no va a durar toda la vida, aunque mi intención es que se alargue todo el tiempo que sea posible. Después de todo, si me imagino sobre la nube toda la vida, ¡nadie podrá obligarme a descender!

Objetivo, mi nombre en el podio

Pero volvamos al principio de todo, al martes 5 de junio. Si bien este viaje marcaría el comienzo oficial de mi participación de las WSOP, el trabajo había comenzado mucho antes. Tras haberle dedicado un esfuerzo considerable a la preparación mental, decidí redefinir algunas palabras que consideraba claves para mí. «Objetivo» fue la primera.  Por extraño que parezca, en mi cabeza un objetivo no realizado equivalía a una derrota. Ese objetivo debía ser en todo momento alcanzable; si no, podría llevarme a la decepción. Replantearme este concepto y fijarme metas más difíciles de alcanzar fue algo crucial. Nadie me va reprochar ser ambicioso. Estos son algunos de esos objetivos (exclusivamente en el terreno del poker) que en aquel momento podían parecer demasiado optimistas.

Alcanzar dos finales de las WSOP. Me acuerdo como si fuera ayer cuando plasmé esto por escrito. De esa voz que me decía: «Misión imposible». Aunque, ¿por qué no? Pero sí, he de admitir que es un poco result oriented. Sin embargo, mientras escribo «tres finales del WSOP» en mi balance de verano, empiezo a ver la importancia de fijarse límites que parezcan imposibles. En su momento pensé que dos finales era una locura. Ya he hecho tres.

Lograr un 33 % de ITM durante mis 40 días de competición. Había empezado por escribir un 25 %, subí a un 30 % y he terminado por escalar hasta un 33 %. Este objetivo preciso me ha motivado a aplicarme y concentrarme al 100 % en los buy-in más pequeños. Además, este planteamiento me ha ayudado en mi primer deep run en un torneo de 1.500$. Balance final: 9 puestos remunerados en 24 MTT (reentradas incluidas), lo que suma una bonita cifra de 37.5 % de ITM. Contrariamente a lo que yo pensaba, este objetivo era bastante asumible. ¿Hubiera tenido el mismo porcentaje de ITM sin haberme marcado claramente como objetivo esta cifra sobre el papel? La verdad es que ni me lo planteo. No resulta fácil racionalizar el trabajo mental y saber lo que nos aporta hasta el momento en el que terminamos por entenderlo todo, algo que ocurre tanto en el poker como en la vida misma.

El despegue soñado

Romain Lewis

Vuelta a Río de Janeiro y primer torneo en las WSOP de la temporada. Me encuentro en el dinner break de la cena del Día 2, en pleno deep run con Arthur Conan, quien jugaba por primera vez en su vida un torneo de las WSOP. Ya nos veíamos compartiendo mesa final. ¡Esa sí que hubiera sido una bonita historia! Él y yo, junto con Ivan y Adrien, formamos parte de los «nuevos» jugadores franceses que llevan curtiéndose en el circuito desde hace bastante tiempo, algo que ayuda a que tengamos una buena relación. Nos llevamos bien cuando podemos, pero sobre todo seguimos una trayectoria similar, y eso nos acerca.

Llegar lejos en un torneo con gente que conoces es siempre un verdadero placer. En su caso, él no contó desgraciadamente con la pizca de fortuna necesaria para alcanzar la mesa final, aunque el sueño fue en todo momento viable.

Avance rápido al Día 4. Quedan sólo 6 jugadores y los resultados son ya fabulosos. Después de haber sido short stack durante casi toda la final, me tomo mi segundo puesto como una auténtica victoria. En ese momento, con esta primera final y casi 200.000$ en el bolsillo, ya había cumplido algunos de mis propósitos para el verano y podía decir que me había ido bien en Las Vegas. De lo que no me di cuenta es de hasta qué punto este resultado me ayudaría en los próximos torneos. Sabía que haría falta trabajar a diario mi estado de ánimo para prepararme mejor antes de cada torneo y no creer que lo tenía ganado, pero es increíble lo fácil que es jugar al póker así, ¡libre de todo!

Al día siguiente, empecé con un torneo fullring de 5.000$; dos días después con el Millionaire Maker. Y ahí estaba yo, de nuevo en marcha. Ya no pensaba demasiado en lo logrado dos días antes; lo más importante estaba por venir: treinta y cinco días de competición, más mesas finales por las que luchar y, sobre todo, el brazalete con el que todos sueñan.

Cuaderno, cámaras, descanso

Una de las tareas más destacadas que me había fijado durante mi paso por Las Vegas era la de completar un «cuaderno de errores». Después de cada torneo, me obligaba a apuntar uno o dos spots donde consideraba que había cometido errores, para así corregirlos posteriormente. También aprendí a dar un paso atrás y evitar justificar mis jugadas a cualquier precio. Debo asumir que no siempre tengo la respuesta adecuada para cada situación. De hecho, son los momentos de duda los que te ayudan a progresar.

Evidentemente, es mucho más fácil seguir este camino cuando los números acompañan. Me acuerdo de haberme cabreado conmigo mismo tras haber hecho un call mediocre con top pair en un bote de 130 ciegas al final del Día 1 del Monster Stack, algunos días después de mi segundo puesto. Para ser sincero, no fue el movimiento en sí mismo lo que me mosqueó, sino mi incapacidad para retomar mis objetivos desde el comienzo de la jornada. De hecho, todo estaba yendo demasiado bien hasta ese momento en el que me entró ansiedad por construir un buen stack. Sin embargo, a la mañana siguiente me di cuenta de que el hecho de que lo ocurrido la jornada anterior me afectase tanto era una buena señal. Todo apuntaba a que mi mente estaba completamente volcada en la competición.

Guillaume Diaz - Romain Lewis - Patrick Bruel

El siguiente reto mental fue mi nuevo pase delante de las cámaras de «En la mente de un Pro», un torneo tan prestigioso como difícil, de 5.000$ 6-max. Soy consciente de que el año anterior, de una manera u otra, estar rodeado de cámaras me afectó. Admiro la serie desde hace años y era muy importante para mí dejar una buena impresión. Tan importante que tenía miedo de cometer errores. Desde entonces, he aprendido que es precisamente el temor a cometerlos lo que me frustra. De hecho, lo normal es equivocarse, algo esencial para poder avanzar y mejorar.

Estoy muy satisfecho con la experiencia de este año. He tenido la mente despejada, mis decisiones han sido racionales y la presión ha afectado más a mis adversarios que a mí.  Fin de la aventura en 45ª posición –incluido ese fantástico enfrentamiento en la mesa de Guillaume y Patrick que podéis leer más abajo-, por un poco más de 10.000$. Un buen deep run para la serie y encima es Guillaume, quien coge el relevo en las últimas mesas, algo que hará relucir los nuevos episodios. ¡Otra alegría de este torneo de Las Vegas!

No fue fácil descansar durante estas WSOP, ya que los torneos son todos increíbles. La temporada pasada sólo me cogí algunos días por aquí y por allá, pero nunca de manera seguida. Este año tenía la intención de tomarme un respiro de verdad lejos del Strip, y así recargar energías de cara a la maratón. Pasé cuatro días en la casa que mis primos tienen en Solana Beach, cerca de San Diego, y volví a la carga incluso más motivado que antes, con nuevos objetivos para la segunda mitad de la estancia. Resulta complicado evaluar lo que te aporta una buena pausa, pero creedme: para los que se quedan allí cuarenta días es primordial.

El PLO es divertido

Romain Lewis TF PLO

Este año, el final del Main Event no coincidía con la final de los torneos anexos, algo positivo para los jugadores. Con un extraordinario y esperado «10k 6-max.» tras mi eliminación del torneo más atractivo del mundo, el deseo de hacer un deep run seguía presente. Pero antes de eso, decidí coger un poco de aire fresco con mi primer torneo de PLO de la jornada, un bounty de 1.500$. ¡Entre la euforia de ver clasificarse a la selección de Inglaterra a las semifinales de la Copa del Mundo y el buen run en este PLO, los días siguientes al Main Event fueron paradójicamente realmente positivos! Termino el torneo en 23ª posición con un total de 8.000$ en ganancias –bounties incluidos-. De lejos, mi mejor resultado en un PLO.  La verdad es que empecé a divertirme mucho jugando esta modalidad. Además, no podía estar enfadado conmigo mismo por jugar mal, ya que ¡yo nunca trabajé este juego! Mi estrategia se basó en jugar tight y enfocar cada spot individualmente, sin ningún tipo de presión.

Al día siguiente, volví a participar en un torneo de PLO, un 6-máx. de 3.000$. Recuerdo no sentirme con confianza antes de empezar. Le pregunté a Guillaume: «Pero imagina que juego y paso a la mesa final. ¡Estaría obligado a mostrar mis cartas face up –en el streaming-! Eso es lo que me da más miedo». Bromeaba, aunque llegar a la final del torneo me parecía inalcanzable.

Repito la hazaña: unos días más tarde, me encuentro de nuevo esperando a participar en mi segunda mesa final de las WSOP del verano, después de un magnífico run. Desde el Día 2, y durante dos jornadas, no he dejado de estar entre los tres primeros del torneo. Una delicia. Por una vez, me sentía como el tío al que todos miraban pensando: «Menudo run ése de ahí». Evidentemente, nunca podría haber llegado a la final de un torneo de tan alto nivel y en una modalidad en la que mi dominio es limitado sin una suerte considerable. Acepto, ¡me hago con fichas y me preparo para divertirme! ¿Qué podría hacer aparte de mantener la concentración y jugar lo mejor posible? Incluso llego a sacar de quicio a uno de los mejores jugadores del mundo, Martin Kozlov. Cuando sólo quedan 15 jugadores, él se dirige a mí: «¡Me encantaría eliminarte!». Ah, sí… Empiezo a pensar que le he desestabilizado mucho mentalmente. Está en tilt. ¡Perfecto! Le elimino en la 13ª posición con un flip: ¡suma y sigue! Mi única ventaja contra los mejores jugadores de esta modalidad fue que estaba completamente relajado mentalmente, en mi pequeña burbuja, perfectamente cómodo.

Romain Lewis Drapeau

Finalmente, este es el torneo que me ha acercado más al brazalete dorado, que he tenido de nuevo al alcance de las manos al empezar los heads-up. Antes de eso, pude eliminar a Ronald Keijzer, el mejor jugador de la mesa, en un 60/40, lo que me permitió tener una gran ventaja en fichas durante el HU. Pero, aunque era de las pocas veces que me pasaba en el torneo, el river no me fue beneficioso. El duelo final que siguió contra este mismo jugador, técnicamente superior a mí, fue muy complicado y no me quedó más remedio que aceptar el segundo puesto. Algo que esta vez me costó un poco más aceptar en el momento, aunque media hora después me di cuenta de que acababa de lograr el que de lejos ha sido el mejor resultado de mi carrera, y encima en PLO. ¡Ironías del destino! 293.000$ en un runner-up de las WSOP. Tardé poco en sentirme un hombre feliz.

Un último podio por el camino

Inglaterra consigue clasificarse y veo a mi selección jugar las semifinales de la Copa del Mundo por primera vez en mi vida. Lo que hace falta ahora es eliminar a Croacia y pasar a una final de ensueño contra Francia. Después de la explosión contra Colombia y del paseo contra Suiza, llego a un acuerdo con mi padre. Si Inglaterra llega a la final, volamos los dos a Rusia. No puedo imaginarme ver a Inglaterra en la final de la Copa del Mundo sin él, esto no pasa todos los días (sí, sobre todo cuando se es inglés). La última y única vez que hemos levantado el trofeo fue en nuestra última y única final, la de 1996. Mi padre, que cumple los sesenta este año, no tenía ni los ocho por aquel entonces. ¿Pensaba que teníamos alguna oportunidad contra Mbappé, Kante y Pogba? Al menos una pequeña, y no podíamos dejarla pasar.

Quedamos al día siguiente de la final del torneo de PLO. Tras cuatro horas de sueño y con un enorme contingente de fans ingleses, en el Crown&Anchor, un pub situado no lejos del Strip. Allí, cánticos, cervezas y muchos, muchos ingleses. Todo para pasar una excelente jornada. Dos escenarios posibles antes del comiendo del partido: si Inglaterra gana, reservo un avión para Rusia y mis WSOP terminan ahí. Si pierde, juego el «10k 6-max.» que se celebra ese mismo día por la tarde. Hay un ambientazo en el bar tras el gran tiro franco de Trippier en el minuto cinco, y a las 11 de la mañana ya estoy completamente salpicado de cerveza. ¡Tan sólo unas horas antes del comienzo del torneo! Aunque ya conocemos el final de la historia: una cruel derrota en el tiempo añadido (1-2), una buena siesta de entre 6 y 7 horas, dos días y medio tremendos de póker y un nuevo podio (3º), uno de los más prestigiosos del verano, contra dos excelentes jugadores: Shaun Deeb y Paul Volpe.

Romain Lewis TF 10K 6-max

A diferencia de las últimas dos finales, no es la euforia lo que me domina. Aquí es más bien un sentimiento de confirmación, de realización o incluso de serenidad, en comparación con todas las decisiones tomadas desde el principio de mi carrera. Tengo la impresión de haber dado un salto importante en mi trayectoria y no quiero estropearlo. Tengo 23 años y este verano me siento insaciable. ¡Ya descansaré más tarde! Tan pronto como llegué a Burdeos para recuperarme y ver a mi familia, me puse a plantear los objetivos de cara al final del año. Tienen un sabor especial, ya que nunca pensé que podría considerarlos realistas hasta dentro de uno o dos años como mínimo.

En este momento, mi objetivo más ambicioso es mejorar mi actual 18ª posición y terminar entre el Top 10 del ranking GPI Player of the Year, así como permanecer en cabeza de la clasificación francesa durante la temporada. Por eso he previsto mis torneos hasta principios del 2019. También os digo que después de mis tres semanitas de vacaciones voy a estar totalmente inmerso en el circuito. ¡Espero cruzarme con muchos de vosotros en el EPT de Barcelona y después en Dublín con motivo del Winamax Poker Open!

A continuación, disputaré en otoño las WSOP-Europe en Rozvadov, antes de volar a las Bahamas en noviembre para participar en mi primer torneo de 25.000$ del año. Entre todos estos nuevos destinos, pondré toda la carne en el asador para afrontar el partypoker Millions en Nottingham (septiembre-octubre), los Amsterdam Classics (noviembre) y el EPT de Praga (diciembre), y así conseguir un título, ¡lo único que le falta por el momento a este magnífico año!

Lo importante para mí es permanecer concentrado en mis nuevos objetivos, continuar trabajando, mantener la cabeza fría, pero también saborear este primer semestre. ¡Hay que saber disfrutar de los buenos momentos!

Prepárense bien y saquen las mesas de beer pong: Dublín está cerca, y como cada año, vamos a liarla parda. Hasta pronto, y eso sí, con una Guinness de por medio; yo pago la primera, ¡lo prometo!


rLewis

Estrella en ciernes de su generación, el de Burdeos ha confirmado todas las esperanzas puestas en él en 2021 ganando su primer brazalete de las WSOP.

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