[Blog] Angle shooting in New York

Por dentro

[Blog] Angle shooting in New York

Justo antes de poner rumbo a Nueva York con toda la familia, recibí un mensaje del AirBnB que había reservado diciéndome que me cancelaban la reserva… ¡a tan solo diez días de pillar el avión! ¡No os podéis imaginar mi cara cuando lo leí! ¿Encontrar un alojamiento en Manhattan de sopetón sin que eso te cueste un riñón? ¡Imposible! Rápidamente me puse a buscar como una loca en mi página preferida, pero nada. No había gran cosa en Booking.com. Solo dos apartamentos se ajustaban un poco a lo que queríamos. Uno de ellos estaba bien situado y, aunque los comentarios eran ni fu ni fa, lo cierto es que tenía buena pinta, así que nos decidimos por este. Te dejaban hacer el check-in entre las 10:00 h y las 18:00 h. Teníamos prevista la llegada a eso de las 21:00 h, por lo que nos pareció pertinente avisar al hotel de esta eventualidad. Recibimos el número de una cuenta bancaria como respuesta (algunos usuarios ya alertaban de la existencia de una tasa especial por registro tardío).

New York, New York

Blog del Team WinamaxLos Simpsons ya predijeron el calvario de la francesa.

Tras un aterrizaje movidito en suelo neoyorquino, me informaron por teléfono de que el propietario del alojamiento no estaba disponible para hacer el check-in y que me rembolsarían la integralidad de lo que había pagado. “Wait? What?”, fueron mis primeras palabras. Sin embargo, no había opción alguna. Era el momento de ponerse a buscar un sitio donde dormir in situ. A las 19:00 h. Para ello, me conecté de nuevo en AirBnB en búsqueda del milagro… ¡Vamos! ¡Salvada en el último minuto!

Aunque la alegría duró poco, ya que instantes después descubrí que había sido víctima de una artimaña en Booking.com y que el dueño se las había ingeniado para quedarse con tres cuartas partes del dinero que le había pagado. En parte fue culpa mía. No leí la letra pequeña que condicionaba el poder hacer el check-in fuera del horario habitual y, por supuesto, él no se molestó en comentarlo. Estaba claro desde el principio que el amigo buscaba forzar una situación de este tipo para quedarse con la pasta y tener el apartamento vacío. Si me lees, enhorabuena, crack, encontraste el angle shoot. 

¿Trampa o pillería? 

Gaëlle Baumann
Estas conductas se dan en todas las esferas de la vida, y el póker no es una excepción. En el naipe entendemos el angle shooting como aquella práctica que no respeta la ética del juego ni el fair-play. Es decir, moralmente es reprochable, pero normativamente es aceptable. Y es ahí donde entra en juego la TDA (Tournament Directors Association), cuya misión es establecer un marco de reglas claro y uniforme sin que eso entorpezca la evolución del circuito. Es una tarea compleja, pero sumamente necesaria.

Cada casino o institución ligada al sector decide adherirse o no a la TDA. De hecho, pueden incluso establecer sus propias reglas. Los encargados de aplicarlas durante las competiciones son los floors. Estos tienen una gran responsabilidad en el transcurso de un torneo. En caso de litigio o polémica, los floors tienen que aplicar los mandatos de la TDA con sentido común, esto es, primando el interés general. La interpretación del reglamento tiene que ser siempre ventajosa para los participantes. En este sentido, la pedagogía y la transparencia son fundamentales. Aquellos que estamos habituados a jugar eventos en Europa podemos estar muy tranquilos, pues los floors son muy competentes y experimentados.

Angle shooting: una guía rápida

La dinámica no es la misma en todas las competiciones. Los regulares de las citas en vivo tenemos mil y una anécdotas al respecto (y no necesariamente agradables), así que estamos alerta ante posibles angle shoots. Si este no es vuestro caso aquí van algunos ejemplos. No están todos los que son, pero sí son todos los que están. A saber:

Sam Soverel en el $50K de las WSOP 2019: todavía colea aquello.

Simular un call: el villano hace el amago de meter las fichas en el centro de la mesa con objeto de ver las cartas. Asimismo, este movimiento ayuda a meter la presión sobre los adversarios o incentivar una reacción para finalmente pasar. Cuando esto ocurre, la mayoría de los casinos priman el gesto y no la línea, aunque es una costumbre que no está completamente extendida.

Fingir checkear: el jugador aparenta pasar y apuesta una vez que su adversario ha pasado.

Simular un fold sin realmente tirar las cartas: un jugador hace el papel de foldear sin que las cartas pesen la línea. Tras comprobar que su adversario se ha tirado, las recoge asegurando que sigue en el bote.

Asegurar llevar unas cartas en el showdown… ¡y tener otras!: con este movimiento se busca que el adversario pase su mejor mano sin necesidad de mostrar la que uno lleva. En estos casos conviene esperar a que el contrincante enseñe las cartas.

Reaccionar cuando no toca: el jugador hace el paripé de tomar una decisión a sabiendas de que no es su turno. Cuando esto ocurre podemos desempolvar la normativa vigente que indica que cuando un jugador checkea, iguala o apuesta antes de su turno está obligado a realizar la acción anunciada, salvo si esta ha cambiado previamente.

Ambigüedad deliberada: por ejemplo, cuando un jugador anuncia una subida con una mano fuerte mientras va metiendo las fichas lentamente, dando la impresión de que se arrepiente e ignorando deliberadamente que es la palabra lo que se tiene en cuenta y que la apuesta se añadirá al bote.

Torpeza con dolo: cuando un jugador muestra “accidentalmente” sus cartas con objeto de ver la acción del adversario. Todo es un teatro.

Estos son algunos de los casos más frecuentes que te puedes encontrar en un torneo en vivo cuando hablamos del angle shoot. La mejor manera de no caer en ellos es estar siempre al loro. Vigilante. Y si no veis la situación clara lo mejor que podéis hacer es preguntarle al crupier. ¡Más vale prevenir que curar!

Gaëlle Baumann


O RLY

Uno de los primeros terrores en femenino de la nueva generación. Un impresionante talento, ¡eficiente y encantadora!

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