Darwin escribió que "las especies que sobreviven no son las más fuertes, ni las más inteligentes, sino las que mejor se adaptan al cambio". Unos siglos antes, Sócrates decía que lo que hace al hombre es su capacidad de adaptación.

La raza humana se ha enfrentado a muchos desafíos desde sus albores. Nos hemos visto obligados a adaptarnos constantemente a los cambios de nuestro entorno para sobrevivir. La cualidad de cambiar, de hacer evolucionar nuestras capacidades físicas, ha sido fundamental. Incluso hoy en día. La sociedad nos exige aclimatarnos, una y otra vez, a cosas sobre las que tenemos poco o ningún control. Por ejemplo, la crisis de la Covid-19. ¡Lo ha puesto todo patas arriba de la noche a la mañana! Pero también podría mencionar el hecho de acomodarnos a nuestro entorno, a un ambiente volátil o simplemente al paso del tiempo.

Opino que la capacidad de adaptación es quizás uno de los atributos más importantes para vivir serenamente, ya sea a nivel profesional, social o privado, pues permite acercarse a lo desconocido de forma positiva y voluntaria. No todo el mundo afronta el cambio de la misma manera. Unos adaptarán su enfoque a las circunstancias, buscarán comprender y evaluar ese punto de vista diferente, tratarán de encontrar soluciones para abordar la ruptura. Otros, en cambio, huirán, se compadecerán de sí mismos, culparán a los demás y acabarán sufriendo las modificaciones de igual manera. Pero así es el ser humano: para la mayoría lo nuevo es sobre todo una fuente de miedo. Existe una resistencia casi atávica al cambio de hábitos. Y, sin embargo, ser resiliente, aceptar salir de la zona de confort, puede hacer mucho bien.

En definitiva, todo esto para decirte que la adaptación es una de las claves del éxito en la vida. Y como sabes, el póker es la vida, así que, por supuesto, la adaptación es también una de las claves del éxito en los tapetes.

Especialmente para los jugadores de torneos. Hay muchos factores a los que tienen que adaptarse constantemente. Entre ellos se encuentran:

El estilo de juego de los adversarios.
La profundidad de los stacks.
La fase del evento (¿entra en juego el ICM o no?).
El metajuego, es decir, la dinámica de la mesa.
La imagen que se proyecta.

Y la lista continúa. Algunos ajustes son teóricos: se aprenden. Ejemplos: la estrategia óptima a adoptar en función del número de ciegas disponibles, los cálculos del ICM... Otros ajustes apelan más bien a la intuición, al tema psicológico. Requieren una reflexión. Un caso muy sencillo: cuando un jugador entra en tilt después de un bad-beat, sabrás que no es el momento de farolear con él, y que más bien debes subirle con una jugada fuerte para provocar un farol por su parte. Otra situación clásica es la del jugador clasificado por internet que va all-in en la burbuja de un torneo en vivo. Podemos imaginar lo que significa para él entrar en plazas pagadas. Lo normal es que cuente con una mano fuerte y, por lo tanto, conviene no ir con la pareja de 10s. El mejor jugador no será necesariamente el que se haya aprendido la teoría de memoria y sepa jugar una partida GTO. Por supuesto, será un tipo correoso, pero si no adapta su juego en función de todos los pequeños detalles e informaciones que permean entre bote y bote…, ¡sufrirá igualmente!

Pandemia y bad-beat: ¿mismo combate?

Intentemos establecer un paralelismo entre dos fenómenos incontrolables: el problema global que todos estamos experimentando en estos momentos y una situación desagradable que todo jugador de póker vive de cuando en cuando.

En el lado de la vida real, el virus. Marzo de 2020: la pandemia es una realidad. Se prohíbe ir a restaurantes, películas, teatros, museos, conciertos… ¿Viajar? Menos todavía ¿Quedar con los colegas? Ni hablar. ¿Cuánto tiempo durará? ¡No se sabe! El trastorno es importante. Nos vemos obligados a hacer algo que nunca antes habíamos hecho: aislarnos. ¿Cómo nos adaptamos a esta nueva situación? En primer lugar, hay que armarse de paciencia. Repetirse que más tarde o más temprano las cosas volverán a la normalidad. Y que, mientras tanto, podemos intentar aprovechar ese tiempo libre para ser productivos de otra manera, aprendiendo cosas nuevas (Internet es genial para eso), formándonos, adquiriendo nuevas destrezas como el bricolaje o la jardinería, profundizando un poco más en las pasiones que ya tenemos, pasando más tiempo con la familia... Mostrar resiliencia crucial para superar los momentos difíciles y salir fortalecidos de estos. Aguantar y no rendirse te permitirá afrontarlo con optimismo.

En lo relativo a las cartas y fichas, el bad-run. Todo jugador, sea quien sea, ha sufrido al menos uno (o incluso varias). Esa fase en la que la varianza está en nuestra contra, en la que tenemos una sesión perdedora tras otra, en la que nuestro bankroll parece estar infectado por un virus. Al igual que una pandemia, no sabemos cuánto durará. Y el peligro es claro: aunque la mala racha no sea culpa nuestra, nuestra moral puede verse afectada, podemos empezar a dudar... y, por tanto, a jugar peor, lo que no hará sino acentuar el fenómeno. ¿Cómo adaptarse? Durante un bad-run hay que mantener la confianza a toda costa. Una solución puede ser jugar en límites más bajos. Abrir menos mesas también es recomendable. ¡Así aprovecharás para pulir tu juego! ¡Resiliencia, siempre!

¡A cuidarse! ¡Nos vemos pronto!

Davidi “KitBul” Kitai