[Blog] A nadie le importa, sigue trabajando
dentroEl póker es una disciplina muy interesante por numerosas razones. Creo que el principal factor que hace de este deporte algo totalmente especial y atractivo es que el mejor jugador no siempre gana. Esto forma parte del juego. En el póker, puede ser que ganes contra el mejor del mundo. En el tenis, el baloncesto o el fútbol, no es el caso. No vas a ganar a Djokovic o Lebron, no va a pasar.
Esto le da a los llorones bastantes oportunidades. El póker es el paraíso de los lloricas. Si en un partido de tenis te ganan 6-2, 6-2, 6-0 no tienes muchas vías de escape. Sí, puedes alegar una lesión, pero no te funcionará más de una o dos veces. Te han ganado. El otro es mejor que tú. Así que te lames las heridas y sigues trabajando: mejor, más duro y de una forma más inteligente, con la esperanza de volver a enfrentarte al mismo tipo un día y hacerlo un poco mejor la próxima vez. Es lo que pasa en la mayoría de competiciones. Menos en el póker.
Teniendo en cuenta que se trata de una competición basada en la suerte a corto plazo, esto da una posibilidad infinita de excusas... ¡Algo que los jugadores de póker adoran! Es muy fácil echarle la culpa de todo lo malo a la mala suerte y decir que todo lo bueno se produce porque hemos jugado bien. La industria vive en esta nube aceptable de falta de responsabilidad. La prensa especializada se nutre de esta falsa narrativa de ganadores a corto plazo, porque alimenta las necesidades de todo el mundo: el público desea encontrar su nuevo héroe -que puede ser una bestia o un jugador malísimo- y los jugadores con un ego frágil necesitan esto para responsabilizar a cualquier cosa, menos a ellos mismos.
Esta es la cara que se me queda cuando alguien me viene a contar sus... Seguir leyendo