[Blog] Cyberpoker 2027
"¡Bip-bip! Mesa 2, puesto 3", me notifica el móvil.
Salgo de mi coche que he aparcado en el sótano 4 dentro del parking del casino, escaneo el resultado de mi última PCR en la entrada y me dirijo al sótano 3 donde está la poker-room. Para llegar tengo que pasar delante de la habitación Sietedosoff. Veo a Pierre. Le miro de reojo, pero no le saludo. El tiempo de descuento en el contador de la sala marca 39 minutos.
Es una habitación totalmente acristalada en la que meten a los que tienen pensamientos con alta carga emocional. Los demás podemos acercarnos al cristal y compartir alguno de los mensajes de apoyo que la Dirección General de Control Emocional deja a nuestra disposición en urnas alrededor de la sala.
Dentro del habitáculo, una serie de ordenadores escanean su cerebro; una luz roja parpadea señalando que necesita otros 500 mg de chillbro.
Sus valores están tardando en volver a la normalidad y los escáneres muestran que es debido a que aún hay reminiscencias del tilt iniciado a raíz de que le ligaran la gut-shot en river.
Finalmente llego a mi mesa, me coloco en la cabina del puesto 3 y en apenas 30 segundos me fumigan. De debajo de la mesa sale una nueva mascarilla. Puede empezar la partida.
“Raise a 500”, anuncia Davidi.
Gaëlle se dispone a pagar cuando de repente se para el hilo musical de la sala y por los altavoces una tajante voz femenina anuncia públicamente: “Señor Kitai, no puede apostar 500, repito, no puede apostar 500. Su apuesta máxima no puede superar 380, los archivos muestran que esta semana acudió dos veces al espá del Montecarlo Bay y esa visita extra se le resta de su presupuesto para ocio. Retire inmediatamente la apuesta”.
Se reanuda el hilo musical.
Davidi se resigna y sube... Seguir leyendo